Escuchar aquella risa maliciosa enfureció a la sirenita.
—¿Qué es lo que te parece tan gracioso?.
El pequeño principito notó que había enojado a la sirenita.
—bueno, —respondió el niño, —es que más bien pareces un pez globo, pues en mis libros de cuentos las sirenas son hermosas y tú eres muy redondita.
La sirenita rompió en llanto, un llanto de esos cuando los niños molestan a otro niño...
Randy avergonzado de su acción de inmediato trato de calmarla.
—No llores, no llores... Dime qué quieres a cambio de que no llores.
La sirenita sorbiendo sus mocos, se limpió sus ojitos con su manita y levantó el rostro para poder ver al humanito defectuoso ese. —tu, ¿comes pasteles?...
El principito no entendió la pregunta, —¿Cómo dices?.
La sirenita algo impaciente, (porque descubriría que el principito era el único que le haría perder la paciencia) lo miró y repitió la pregunta, —¿Que si tú comes pasteles?...
Randy asintió con la cabeza sin apartar la mirada de la sirenita.
La pequeña dió unos emocionados aplausos... —¡Perfecto!, Tráeme mañana dos pastelitos quiero comer lo que tú comes, y si no me gustan llamaré a los tiburones.
El niño tembló ante la amenaza y la sirenita se volvió a reír... Randy supo que debía acostumbrarse al extraño humor de la sirenita y sonrió mientras está se alejaba.
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Cuento para mi niña bonita
Short StoryEste es un homenaje personal a tres años de amistad. Hemos aprendido a crear lazos desde la distancia. Y por el tiempo que dure, tu amistad es mi mayor tesoro. Para tí Adjani Dogre Bauer.