El pequeño principito feliz jugaba en el recién construido muelle, las conchas y caracoles vacíos le hacían imaginar un mundo de posibilidades. Su vasta imaginación le procuraba inventarse historias en donde visitaba mundos inexistentes.
—Algún día escribiré, pensaba el pequeño elotito con pecas.
A lo lejos sus ojitos verdes divisaron lo que parecía un grupo de delfines moviéndose hasta un punto en el profundo mar.
Su sonrisa se amplió y su atención estuvo en aquel grupo.
Su sonrisa se amplió, pues era la primera vez que podía observar ese espectáculo.
Y eso por sí solo le hizo sentir tan especial.—Soy un hombre de aventuras, dijo algo fanfarrón el pequeño niño, quien con toda la calma e interés se sentó en la orilla del puente para poder ver ese espectáculo tan hermoso.
Observó a la vaina de animales pero colocando su pequeña mano en su frente a manera de visor para protegerse del sol, pudo darse cuenta que estos animales nunca salieron totalmente del agua y por la lejanía era imposible ver el tipo de cetáceos que eran.
Ya era algo tarde, y en su curiosidad de niño perdió la cuenta del tiempo. Y es que cuando eres pequeñito lo que menos importa es el tiempo.
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Cuento para mi niña bonita
ContoEste es un homenaje personal a tres años de amistad. Hemos aprendido a crear lazos desde la distancia. Y por el tiempo que dure, tu amistad es mi mayor tesoro. Para tí Adjani Dogre Bauer.