Al día siguiente el pequeño principito rápidamente y de manera furtiva se adentró en la cocina, dispuesto a tomar los dos pastelillos para la sirenita.
Así que tomando sus favoritos corrió hasta el muelle y esperó.No tardó mucho hasta que unas conchitas le pegaron en la cabeza.
La sirenita amaba torturar a ese incauto humanito.
—Trajiste los que te pedí.
El niño tímidamente extendió las manos y mostró los pastelillos. La pequeña sirenita los tomó y olisqueo. Saturandose de ese delicioso y dulce aroma.
Y los probó...
La risita de ella hizo sonreír al niño. —¿te gustaron?, Te he traído mis favoritos.
La sirenita degustaba feliz.
Y con la boca llena de pastelillo respondió, —Están... Mmmm, deliciosos.El niño se sintió feliz.
La pequeña sirenita terminó y se alejó sumergiendose en la profundidades y dejando al niño algo triste, pues le empezaba a agradar la sirenita.
Esta de pronto emergió y extendió la mano hasta el niño dejando caer en las manos de este un hermoso catalejo...
Nos vamos a seguir viendo. Sonrió ella. Y se alejó.
El niño ondeando la mano en forma de despedida le gritó. —Yo te vendré a ver siempre.
La sirenita sonrió y se sumergió feliz de por fin tener un amigo.
Algo torpe, miedoso e ingenuo, pero era SU amigo, y eso lo hacía especial.
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Cuento para mi niña bonita
ContoEste es un homenaje personal a tres años de amistad. Hemos aprendido a crear lazos desde la distancia. Y por el tiempo que dure, tu amistad es mi mayor tesoro. Para tí Adjani Dogre Bauer.