Capítulo 4

37 6 0
                                    

No percibía nada con claridad.

Veía sombras aquí y allá, pero no podría decir con exactitud de que se trataban.

No percibía ningún sonido producido en el exterior, lo único que era capaz de escuchar era un largo y estrepitante pitido.

No podía mover las manos, ni las piernas; no podía mover ningún miembro de mi cuerpo.

Solo podía sentir frío. Un frío que se extendía por mis venas, en vez del fuego que se extendía en ellas hacía ya horas, porque solo habían pasado horas, ¿verdad?

Hasta ese momento no había tenido noción alguna del tiempo. ¿Cuánto había pasado desde que me mordieron?

Y, de repente, pude percibir todo, como si mis órganos pudieran volver a funcionar con éxito.

Encima de mi cabeza se encontraba una luminosidad cegadora. Tuve que pestañear varias veces hasta que mis ojos se adaptaron a la luz. Me incorporé en la superficie torpemente, y miré a mi alrededor. Estaba sobre una plataforma de madera, que estaba elevada a varios metros del suelo. No se oía nada, el lugar donde me encontraba se hallaba en calma, una calma que me perturbaba, pero a lo que más importancia le di, fue que me encontraba solo, completamente solo, lo cual incluía en el pack a los zombies.

Me puse completamente de pie sin ninguna dificultad y planeé como bajar. Esto último me costó un poco, pero terminé en el sueño sin ningún rasguño. Cuando me giré, pude ver un tablero que rezaba:

"Descansa en paz"

Me desconcertó. Se creían que estaba muerto. Intenté no entrar en pánico, pero aquello me crispaba. ¿Cuánto llevaba en ese estado de calma? Empecé a gritar por el solar desierto intentando que cualquiera me localizara, aunque me callé rápidamente tras pensar que me podrían escuchar los zombies. No sabía qué hacer, estaba perdido, y nada a mi alrededor me parecía familiar.

Durante las dos horas siguientes estuve inspeccionando el terreno, aunque nunca me salía del círculo que había trazado anteriormente, para que me fuera imposible perderme, ya que estaba grogui. Cuando llegué de nuevo a la plataforma de madera, me subí trepando como me fue posible, y arriba me tumbé, agarrándome las rodillas con las manos, hecho un ovillo. Mis pensamientos comenzaron a nublarse, y mis párpados me pesaban.

Algo hacía chirriar la madera sobre la que me sostenía. Lo ignoré, pero el sonido aumentó de volumen. Ese aumento, me hizo abrir los ojos. Estaba fatigado y algo confuso, por lo que dudaba de si seguía durmiendo. Parpadeé, intentado que mis ojos se despejaran, para a continuación levantarme a trompicones y asomarme para averiguar de done provenía el sonido, que con el paso del tiempo aumenta de volumen.

- ¿Hola? -pregunté a la nada.

- Ee...Hola...ee...-la misteriosa voz de un hombre, descarté que fuera la de una mujer ya que era áspera y bastante grave, se quebró.

La voz me sonaba. Tenía un cierto parecer a la de alguien que había escuchado antes, pero me era incapaz adivinar de quien, puesto que mi cabeza aún seguía dándome vueltas por el rápido despertar.

Al estar tan callado, la voz retomó la conversación.

-Creía que estabas muerto. Desde aquí abajo solo podía ver una figura, que no se movía, y el cartel...-dejó la frase inacabada, suponiendo que ya lo había leído.

- ¿Dónde estás? Desde aquí abajo no puedo ver a nadie-dije en un suspiro.

-Lo suponía, estoy tumbado muy pegado a la pared de la plataforma, y el trozo que sobresale de lo que parece ser el tejado, donde estás tú, me tapa-me explicó, añadiendo cada detalle.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 23, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Dust in the windDonde viven las historias. Descúbrelo ahora