DESESPERACIÓN Y ANGUSTIA
A las dos de la mañana, se escuchaban gritos de dolor que rompían el alma de papá, los doctores salían y entraban a cada rato, pero no decían nada sobre el estado de mi madre.
Papá andaba de un lado a otro, no sabía qué hacer, si estar sentado o parado de pronto vio una imagen de Jesús al fondo del pasillo, fue hacia allá, lo miro, se arrodillo e inclino su rostro y empezó a orar.
-señor, te pido de todo corazón que cuides a mi hijo y a mi esposa, que nada malo les suceda, ellos dos son mi mundo, son mi todo y no sé qué sería de mi si los perdiera, por favor señor no los desampares y que todo salga bien, amen.
Al terminar la oración, se asomó a la puerta para escuchar con más claridad, oía que decían los doctores:
-señora puje con más fuerza, no se rinda, siga así.
-enfermera bisturí, tijeras otros guantes, luz aquí.
Una de las enfermeras dijo: -doctor estamos perdiendo el pulso de la señora.
De pronto vieron a papá que estaba en la puerta y fueron a sacarlo de inmediato. –señor acaso usted no sabe que este es un área restringida, no puede estar aquí, vaya a esperar al otro salón, ya le informaremos, ahora déjenos hacer nuestro trabajo.
Papá se quedó frío cuando escucho a la enfermera decir: -doctor estamos perdiendo el pulso de la señora.
No sabía que hacer papá, si llorar u olvidar lo que había escuchado, estaba muy confundido a tal punto que casi le da un infarto.
Para papá era increíble que los meses pasaran tan rápido, y ahora en esta situación, los minutos parecieran que se demoraran un siglo en pasar, la agonía le consumía el cuerpo, era como una lepra que le torturaba lentamente, el reloj hacía temblar con ton solo ese sonido de tic tac tic tac.
Ya eran más de las tres de la mañana y seguían en la sala, en el hospital había un silencio espantoso, en uno de esos momentos sale una de las enfermeras que se dirigía al tópico para abastecer de algodón, mi padre corrió hacia ella preguntándole por mamá y yo, la enfermera solo miro los ojos de papá por cinco segundos y se fue rápidamente hacia la sala de parto.
Pareciera que la muerte estaría rondando por ahí, esperando a su próxima víctima para llevársela con él, sentado al lado de papá siguiéndolo a todo sitio, susurrándole al oído que el fin ya está próximo, que no falta mucho para saber quién sería el vencedor.
En la sala mamá seguía luchando por traerme a este mundo, el dolor era indescriptible, era un desgaste de energía increíble, las lágrimas y sudor corrían como rio caudaloso incontrolable, los gritos tampoco cesaban, los doctores aumentaban sus nervios y temblaban como si estuvieran entre la vida y la muerte.
Y finalmente solo quedaban minutos para saber cuál sería mi destino, si bien me iba con la muerte que me asechaba o tendría la oportunidad de seguir vivo. Los doctores le dijeron a mi madre:
-señora un último esfuerzo que ya estamos muy cerca de lograrlo.
Mi madre tomo valor y respiro profundamente, lanzo el grito más fuerte de su vida. Finalmente termino el sufrimiento para todos, pues la vida me daría una oportunidad para disfrutar de mis padres y la naturaleza, la muerte me dejaría en paz y se iría para buscar a otras víctimas.
Lo inesperado no tardaría en llegar, se llevarían la sorpresa más grande del mundo los doctores, las enfermeras, la madre de Jale, papá y mamá.
Los primeros en llevarse la sorpresa serían los doctores y enfermeras, al verme por primea vez, se sorprendieron y no podían creer lo que estaba frente a sus ojos, se asustaron y exclamaron:
-esto no es normal, esto no es un bebe
Se miraron entre ellos y no le dijeron nada a mi madre y continuaron haciendo su trabajo de una manera más temerosa.
Un de las enfermeras llamo a mi padre, -señor venga que ya terminamos con nuestro trabajo pero hay algo muy raro en su hijo y creemos que le asombrara.
Iba apresurado mi padre, con el corazón el mano por lo que le había dicho la enfermera, llegaron a la sala de parto y el doctor me miro otra vez y me entrego a mi padre, al destapar la manta que cubría mi cuerpo, mi padre me vio y quedo en silencio, de su boca no salió ni una palabra, su rostro lo decía todo, estaba asombrado, con miedo y volvió a mirarme como si esto no estaría pasando.
Llegaría la parte más difícil, que me entregasen a mamá, pero nadie se atrevía, la difícil misión quedo en papá pero no sabía cómo hacerlo, nuevamente miro hacia el cielo y respiro profundamente y se dirigió dónde estaba mamá. Cuando llego hacia ella, me entrego cubierto con la manta, mi madre me recibió con un llanto que quebraría al más duro de corazón, me tomo en brazos y destapo la manta, me vio y quedo en silencio por varios minutos, miro a mi padre asombrada pero el voltio la mirada.
Pues mi cuerpo no era la de un bebe normal, era todo lo contrario, mi piel era como la de un anciano, era muy delgado, muy pequeño, parecía un ser de otro mundo, a partir de ese momento nada sería normal y todo sería una horrible pesadilla para mí.
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EL ENIGMA DEL PASADO
Short StoryLa percepción del futuro es en sí misma enigmática e incierta, no sabemos con certeza de nosotros ni el futuro que nos depara, y compromete ni cuál será el propósito de la vida para nosotros. Todo pasa tan rápido como el tronar de los dedos, su...