4.- Recaída.

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Han pasado 3 meses desde que conocí a Wanda, la chica de baja estatura que me tope en la tienda aquella tarde de septiembre, con la que posteriormente me acosté. Hemos salido desde entonces. Ella es linda, tierno un buen cuerpo que es opacado por su estatura y cara somnolienta. Me atrae bastante, cosa que ninguna mujer habia conseguido anteriormente.

Las alucinaciones y pensamientos turbios se han alejado desde que estoy con Wanda. Wanda me brinda diversión, contacto íntimo, una sana distracción. Pienso mucho en ella, y eso me hace bien.

Despierto de una siesta, son las 7:40 p.m., aproximadamente, me encuentro en su habitación, ella está sonriendo mientras duerme. Volteo hacia arriba y tomo un respiro, pienso un poco en la situación y en lugar de la felicidad y la satisfacción que sentía casi diariamente, ahora es un sensación vacía e indiferente. Ya no siento la necesidad de estar con Wanda. Me entristece, pero apenas logra hacerme sentir la tristeza .

Siento el mismo cansancio causado por la lucha interna que sentía hace 3 meses. Volteo, miro su rostro, y ya no me produce ternura, miró su cuerpo, y ya no siento las ganas de acariciarlo, solo veo a una chica. Wanda despierta, e inmediatamente solicitó tener una "charla" con ella. Hablamos un rato, me visto y salgo de su casa.

Tengo la sensación de que está molesta, incluso triste, realmente no me importa, ahora mismo, toda mi atención es consumida por el camino, por la distancia que falta hasta mi casa, mi lugar seguro. Un humo imaginario y abrazador invade mi espacio personal. Comienza mi típica hiperventilación y siento una profunda tristeza al experimentar de nuevo esta olvidada y dolorosa sensación. Una lágrima se desliza por mi rostro mientras inhalo y exhalo con todas mis fuerzas, mis pulmones se hinchan tanto que siento que se romperán contra mis pulmones. Quedó exhausto y sin aire, me detengo. El humo que me perseguía me alcanza al fin. Es frío, hace que mis lágrimas se congelen. La luces de los umbrales son increíblemente intensas e insoportables que no puedo ver. Tan cerca... tan cerca de casa, y desisti. Me rindo, soy incapaz de controlarme. Te odio, Wanda, que en realidad, te odio por mi culpa, por dejarte, por dejarme hacerlo. Comienzo a toser mientras estoy tirado en la calle, congelando poco a poco.  

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