Undécimo cigarrillo.

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Mi madre fue a un viaje de negocios.

Por lo tanto, en mi casa solamente estoy yo, y tu ausencia.

Así que decidí escaparme a un antro con una amiga, que por cierto ni siquiera tiene permiso de estar aquí.

¿Qué puedo decir?, yo tampoco.

Le marqué llorando a la medianoche y se escapó de casa para no dejarme sufriendo sola.

Ella se quedó bailando adentro con un chico, mientras que yo estoy afuera del antro fumándome el onceavo cigarrillo de mi vida.

Llegó un perro lleno de furia a ladrarme.

Tiene la mirada triste.

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