Capitulo 1

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Hoy es mi primer día en la empresa M.L, es raro que me cogiera en una empresa de moda, donde todas las empleados son muy elegantes y tan delgadas, que podrían ser modelo si así lo quisieran, maldije antes mis pensamientos, porque en unos meses me descuide tanto de mi físicamente cuanto mentalmente, no soy fea, mis pelos rubios platinado y mis ojos azules llaman mucha la atención e igual e mi vestuario, no soy de moda, no tengo ropa de temporada, mi vestuario es muy simples, unos pantalón es negros, una camiseta negra y un tenis que sea negro y listo. Para ser mi primer día, puse unos pantalla negros y una camiseta larga rosada, recogí el pelo en una cola de caballo alta, y aun que no me gusta para nada los tacones, adopté por unos zapatos con un poco de altura, no creo que ni llegaría a los cinco centímetros de altura, y eso para mí era lo peor, siempre uso unos zapatos muy cómodos y esos no son cómodos para nada.

Entre en la recepción y una morena alta con ojos avellanas me mira de arriba abajo, una sonrisa de maldad sale de su boca, y mis nerviosos suben y baja, odio que la gente se cree mejor, la morena siguió mis pasos con su mirada, cada vez que me acerca se reía más, una chica que estaba sentada justo a su lado, se levantó y las dos se echaron a reír, mis mejillas delatan, pero no puedo dejar que me intimidan, pise fuerte y camine decidida hacia ella.

— Buenos días, soy la nueva secretaria de Miguel Lorgan Sandoval. - Dije muy seriamente.

— ¿Tu? Secretaria del señor Sandoval. - la morena miro para otra chica y empezaron a reír, no sé de qué se ríen, no les conté chiste ni nada por estilo.

— Sí, me llamo diciendo que empezaría hoy, puedes avisarle que ya estoy aquí.

— Esperas un minuto querida...- miro el ordenador por unos segundos - El jefe esta en un reunión, puedes esperarlo o venir dentro de unos 15 minutos.- dijo la morena con la sonrisa mas falsa que he visto.

— Gracias, entonces me iré tomar un café al bar de delante.

— Claro querida, hace eso, hasta pronto.- me gire y fui para el bar que había justo al otro lado de la calle.

Paso los diez minutos y ya estaba en la entrada de la recepción, cuando escucho gritos de un hombre, se notaba que estaba furioso, pero muy.

— No me lo puedo creer. - dijo el hombre mirándome de arriba abajo.- te dije las ocho y punto, ven ya que tienes mucho trabajo mujer.

Yo no entendí muy bien su reacción a mi, pero mejor callarme que discutir con mi jefe, mire a las chicas y esas, tenia esa sonrisa maléfica en sus rostros, aun mas la morena, teniendo mi mirada hacia a ella me saludo n las manos y se sentó.

Llevo toda mañana de arriba abajo, buscando papeleos y maquetas, piezas de ropa y entre mil cosas que me envía el jefe buscar, el teléfono suena, es mi jefe, y pide un café largo con dos azúcares con crema de orujo, voy hasta la cafetería, pido dos cafés, uno para el jefe y el otro para mí, necesito que el cuerpo despierte pero ya. El camarero me llama y voy por los cafés, tenía los nervios a flor de la piel, que tome allí mismo mi café, pague los cafés y fui hasta al despacho de mi jefe. Un "Pase" lo escuché, abrí la puerta y pasó lo que menos imagine que pasaría.

— No... Gritó más fuerte. -No me lo puedo creer... Eres estúpida.

— L...lo siento señor... Yo. – me encogí de hombro y mire hacía los pantalones.

— Un simples lo Siento no es suficiente.

— Descuéntelo de mi sueldo señor Sandoval. – Mi voz salió desvanecida, el silencio y la mirada de Miguel hacia a mí era lo peor, justo hoy que es mi primer día, y ya eche café caliente a mi jefe.

— Esté pantalón vale más que usted señorita Laila Mount Grey. – Dijo molesto y mirándome fijamente.

— . L...lo Siento señor Sandoval, si me permite voy a recoger mis cosas. – Digo sin mirarlo, y salgó corriendo de su despacho.

Al salir de la oficina, un mar de lágrimas recorría mi rostro, todos los que se encontraba en la oficina giraron a mirarme, gire la cabeza de un lado a otro, buscando algún lugar que esconderme, como siempre lo hago. Pero la puerta se abre, doy un salto, con el susto que me he tomado, y sale mi jefe con una servilleta en la mano.

— Señorita Grey a mi despacho. – Se apartó un poco de la puerta. -Por favor. -Dijo más calmado.

— No! – digo secando mis lágrimas un poco enojada. -Voy por mis cosas y me voy, no te preocupes señor Sandoval.

— Por favor señorita Grey, Tenemos que hablar. -Habló éste, pero cuando vio que no le hice caso, miró a sus empleados y luego volvió mirarme y sin que importarse quién lo miraba, me tomó del brazo, me empujó para dentro del despacho, para luego cerrar la puerta a su espalda con llaves.

— ¿Qué haces señor Sandoval?... Suéltame. – solo me miraba – Me estás haciendo daño... Suéltame.

— P.... perdóname, no quería hacerte daño y ni hablarte de la forma que te hablé hace cinco minutos, pero no llevo un día muy tal que digamos.

— N... no pasa nada señor Sandoval, pero fue sin querer lo del café, me resbalé y... - digo mirando mis pies. Miguel se agachó un poco, cogió por mi barbilla, levantó mi cabeza para que mirara a sus ojos.

— No tienes usted la culpa señorita Grey, Llevo un día muy agotador y no soy muy consciente de lo que hago cuando estoy así... ¿Perdóname?

— Señor no tengo nada que perdonarte. Es mi primer día y ya te enfadaste conmigo, ¿0que vendrá después?

— Nada, te prometo que no voy ponerme de tal forma nuevamente...Ven aquí. - Dijo Miguel abrazándome. – Quiero que vengas a tomar un café conmigo. ¿Aceptas? -Mira mi rostro -Te prometo que únicamente será un café.

— ¿Nada más?-Digo media sonrojada.

— Nada más... Te lo prometo. – Finalizó Miguel con una sonrisa triunfadora. – Vamos.

Ahora esta donde quiero que este.

Prométeme©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora