Extra. Los primeros meses.

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Solo había pasado unos meses, ya era verano y el calor era insoportable, cada segundo encerrada entre las paredes del cuartel eran una tortura eterna, tanto así que le pedía a Kondo que me diera turnos extras para no estar encerrada, que lo acepto.

Desperté temprano para ir a patrullar, no estaba tan caluroso por ser apenas al amanecer, pero aun así tenía calor. Saito me espero en la puerta mientras me preparaba y junto al escuadrón fuimos a patrullar hasta medio día.

— Finalmente tendré el día libre.— Estirando mis brazos camine junto a Saito hasta el cuartel.

— Aun así hay deberes por hacer.— Dijo tenue, como siempre hace.

— Le quitas la emoción a todo, y eso que eres de pocas palabras.— Me recompuse sin detener mi paso.

— Aun tienes que lavar la ropa. 

— No entiendo porque debo hacer ese tipo de labores. — Suspire.— Tendre que hacerlos.

Llegamos a el cuartel, y preparando todo me dirigí a terminar mis deberes, no me tarde mucho en buscar los kimonos que debia lavar. Cargándolos en una cesta me dirigí al patio trasero junto al poso para lavar los kimonos que faltaban.

Mi paso fue interrumpido al llevar a la entrada del patio, Souji estaba atravesando en mi camino como un perro sin nada que hacer, sin el haori puesto y con pocas prendas puestas, ademas de durmiendo. Se entendía que el calor veraniego es insoportable, pero no es escusa para que él ande sin camisa y atravesado en el pasillo.

Lentamente me acerque y mirándolo con una mirada de pocos amigos le pedí:

  — Okita-san, ¿Puede quitarse del paso? Debo lavar la ropa.

Simplemente se quedo callado pero negando con la cabeza. No me quería quedar callada sin nada que hacer e ignorar su inmadurez, es hora de improvisar.

Solo pase sobre él evitando pisarlo, ni se inmuto a mi presencia, me enfade mas. Deja la cesta con la ropa aun lado y comando una cubeta fui a llenarla con el agua del pozo. Sabía que no me dirían nada al molestar a Souji, ni mucho menos si se trataba de no cumplir con un pequeño pedido. Solo me acerque lo suficiente y tomando impulso le arroje el agua del balde sobre Souji, claramente se levanto de golpe, estaba enojado y con una voz fuerte me grito.

 — ¡Mocoso!.— Empapado intento atraparme con sus manos, pero solo me fui a un lado antes.

— Ahora ya no tienes calor.— Con risa burlona deje caer el balde para comenzar a correr.

Con molestia comenzo a seguirme, corriendo por mi vida por los pasillos los pasos de ambos corriendo se escuchaban, no quería molestar a nadie así que me oculte en una de las habitaciones antes que me hallara, cerré la puerta de forma rápida, no sabia en que habitación me oculte.

— Aquí no me encontrara.— Suspire.

— ¿Quién?.

Me altere y voltee a observar el cuarto al escuchar la voz, allí se encontraba Sanosuke bebiendo Sake.

— Demonios, no me de un susto.— Tome las cosas con calma y confesé.— Solo le hice una broma pesada a Okita, por eso me oculto. 

— De alguna forma te regresara la broma, así que cuida tu espalda, enano. ¿Quieres?— Ofreciéndome un trago levando la pequeña jarra.

— No gracias, no bebo. Aun así a veces da un poco de miedo, solo quería darle su merecido.

— El siempre es así.

  —Bueno, iré a terminar mis deberes antes que Hijikata me de un regaño. Gracias por el consejo Harada-san.

Lentamente comencé a retirarme. Hoy muchos de los capitanes tenían el resto del día libre, y al día siguiente igual, solo deseaba no crear algún problema esos dos dias, ya que a mi también me dieron los dias libres. El pasillo estaba despejado, sin ningún rastro de un Souji salvaje con ganas de matarme, fue mi oportunidad para terminar mi trabajo.


Termine mi deber y es hora de la cena, Kondo me invito a comer con ellos esta noche, estaba un poco feliz de que fuera incluida, en especial cuando me sentaba junto a Saito.

Presentando mi llegada a la sala me sente junto a Saito esperando la llegada de la comida, Souji le toco preparar la cena al igual que con la ayuda de Yukimura, estábamos hablando de el viaje que emprendiera Kondo e día siguiente yéndose con Sanosuke y Sanna-san, no mencionaron el lugar, por su propio bien. Solo nos quedamos callados hasta que finalmente llegaron ambos con la cena.

— Muy bien, aquí tienen.— Dijo Okita, con una extraña sonrisa en su rostro.

— ¿Sucedió algo bueno hoy?.— Dije con sarcasmo.

— Nada en especial, solo comamos juntos.

Se acerco a mi entregándome la taza de ramen y repartiendo la comida a los demás. 

  — Todos listos.— Menciono.— ¡Itadakimasu!

Tomen el primer bocado, de forma sincronizada todos comimos por igual, pero algo andaba diferente.

  —... ¡Pica!.

La venganza de Souji, hecho pimientos picantes en mi ramen. Todos se burlaron, a Souji le echaron un regaño, y yo igual me comí el ramen, no estaba tan mal después de todo.  

  


Hakuouki: Mi amado Capitán.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora