TARAREANDO

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Aún cuando ya no cruzamos palabras ella sigue estando en mi cabeza torturando mi alma, lo peor del asunto es que soy tan cobarde y sumiso que ni siquiera tengo las pelotas de borrarla sin previo aviso. Me duele mi alma, me duele mi ser y es que lloro nuevamente pensando en el ayer, pero, ¿Quién no lo haría? Si ella ha llenado de felicidad toda mi miserable vida y aún cuando ya no somos nada yo la sigo amando como si no hubiese pasado nada.

Pero no, no es tan sencillo, también recuerdo aquellos martirios...
Aquellos martirios que también viví con ella, pero, no se compara con el dolor que sufrió por mi, ella.


No quedó otra opción y elegimos caminos diferentes, buscando aliviar el dolor que habita en nuestras mentes, ella por su lado y yo ad portas de muerte, ella llorando y yo vacío en mis laureles. Duele aceptarlo pero es así, ambos sufrimos sin más que decir... 



Tarareo este escrito pues no queda de otra siempre me ha costado escribir mientras la llevo en la boca y a pesar de que los papeles se intercambian de acuerdo al destino, ahora soy yo el que se encuentra vacío, peor, sin ella, llorando una vez más esclavo de ella.   

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