Capítulo 3

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Di un largo suspiro, no quería levantarme de mí cómoda cama, escuchaba los gritos de mí hermano llamando para que baje a desayunar

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Di un largo suspiro, no quería levantarme de mí cómoda cama, escuchaba los gritos de mí hermano llamando para que baje a desayunar. Maldecí mi buena suerte al ser hoy Lunes, me dejé caer de nuevo en mí colchón por más que lo intentaba no podía siquiera levantarme.

Quería quedarme todo el día así, sin embargo perdería las clases de hoy y de seguro mi hermano le diría a papá. Frustrada tomé de nuevo mi celular, perdiendo el tiempo en el, poco después me llego un WhatsApp. Me metí en la conversación leyendo el mensaje.

Shion

Quisiera agradecerte el apoyo que me brindaste ese día, después de todo eres mejor de lo que pensaba. Para recompensartelo te invitare el almuerzo hoy. Nos vemos al rato, adiós.

Sonreí cuando terminé de leer el mensaje, estaba apuntó de contestarle cuando veo que me arrebatan mi celular.

—¿Pero qué? —pregunté a la nada.

Volteé encontrándome al ser más detestable del universo: mi hermano.

—No es bueno desobedecer a tu hermano mayor, princesa de cristal —dijo divertido.

Me avergoncé un trillón de veces más, pero esta era la definitiva, Deidara se está burlando del apodo que me decía papá cuando era niña.

—Eres un idiota rubia bobalicón con fetiches anormales.

Se vio ofendido por mi largo apodo que le puse un día de año nuevo.

—Shh, cuida el vocabulario en el que me hablas, señorita —sonrio hecha toda una divasa—. Apurate, a papá no le gustaría escuchar que su princesa de cristal tenga tan mal vocabulario.

—Me vale un pergamino lo que digas —dije cubriendome con la manta—. Largate de mi choza ogro maligno.

Rió encantador, segundos después cesó para sentarse a mi lado, su peso inundo esa parte de la cama.

—Bueno Ino, ya hablando en serio, ¿qué te sucede? tú no eres así de amargosa, esos los dejamos para los limones del refrigerador —se burló en broma.

Suspiré achicándome más entre las sábanas.

—No es nada —respondí en susurro.

Esperé que con eso entendiera que quería estar sola, pero su insistencia es mayor que la cima del edificio más grande del mundo.

—Vámos cuéntame después de todo soy tu hermano y me preocupó por ti.

Sentía como me acariciaba delicadamente mi cabeza y me vi en la necesidad de contarle.

—No tengo ganas de ir al colegio —respondí.

Y en eso no mentí del todo, eso era muy cierto después de todo no tendría nuevamente el valor de ver a la cara a Shion.

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