7. Te invito a mi casa.

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Caminábamos uno a lado del otro, él del lado de la calle, el husky estaba frente a nosotros, caminando tranquilo, si lo viera en estos momentos pensaría que es un perro totalmente diferente al que llegó un tiempo atrás en el parque.

"¿Como se llama?" dije al recordar que no me había dicho el nombre de la mascota

"Se llama Duque, pero yo le digo Jim." el perro volteo mientras seguía caminando como si supiera que estábamos hablando de él

"¿Por qué le llamas así?"

"Es una larga historia, pero básicamente, tengo un amigo al que le decimos Jim, y se enoja cuando le llamamos así a Duque."

Sonreí al imaginar a alguien enojándose cada vez que le hablaban a un perro, pero lo comprendí.

"Olivia, ¿te puedo preguntar algo sobre Leah?" cambió de tema repentinamente

"Supongo." contesté distraída por Duque, que ahora empezaba a mover frenéticamente la cola al acercarnos a la casa de su dueña

"¿Te ha platicado algo de mí?" volteo a verme, sus mejillas se veían coloradas, una de ellas casi se veía morada, del viento frío que golpeaba su rostro, y tenía una pequeña capa de nieve acumulándose en sus hombros, "Cualquier cosa" insistió.

No sabía como decirle a Alik que Leah no había siquiera mencionado su nombre en el tiempo que llevaba aquí sin sonar grosera o desconsiderada, "Bueno, en realidad no hemos tenido la oportunidad de ponernos al corriente, llegue ayer a la ciudad y nos dedicamos a acomodar mis cosas y comer, no platicamos de nadie. ¿Por qué?"

Su rostro se relajó un poco, y pude ver como sus hombros también se relajaban, ¿era algo bueno? Pensé que se iba a enojar o se pondría triste porque mi amiga no lo había mencionado, tal vez no se llevaban bien. "Solo preguntaba, quería saber qué había dicho de mí." dejo salir una pequeña risa, "solo esperaba que no fuera nada vergonzoso."

Llegamos a las pequeñas escaleras que daban entrada a la casa de Leah, "Bueno, fue un gusto conocerte Alik."

"Igual Olivia, espero podamos volver a hablar en estos días, tal vez cuando Leah y Evan ya estén libre de la escuela."

"Claro, me encantaría."

Este se despidió y camino dos casas después, subió las escaleras y toco el timbre, igual yo subí las escaleras y busqué las llaves para abrir.

¡Oh no! No tengo llaves. Tomé el pomo y le di vueltas, en caso que lo haya dejado abierto, pero no, si había dejado completamente cerrado. Busque abajo del tapete, no. En el marco de la puerta, no. ¿Algún otro posible escondite?

Me di por vencida al darme cuenta que me había quedado encerrada fuera de la casa, en el frío, la nieve empezó a caer más violenta, me senté en las escaleras, no me quedaba de otra más que esperar que Leah llegará.

Cheque mi reloj para saber cuánto tendría que esperar, era la 1 de la tarde, mi amiga llegaba a las 4, no podía esperar aquí. "¿Que voy a hacer?" dije en un susurro para mí, esperando me viniera alguna idea.

La vecina, la dueña de Duque.

Podría preguntarle por asilo mientras Leah llegara, le explicaría mi situación, y tal vez al ver que Duque me tenía confianza me dejaría entrar en su calentita casa.

"¿Estas bien? " escuché antes de poder levantarme, voltee a ver al dueño de la voz, esos ojos verdes me volvieron a recibir, sonreí.

"Alik." le expliqué mi situación mientras me quitaba un poco de la nieve que se había acumulado en mí

"¿Leah no te dejo llave?" negué con la cabeza, mientras me abrazaba por el frío que empezaba a sentir gracias al viento que se empezaba a hacer cada vez más presente. "No te preocupes, si quieres puedes venir a mi casa y esperarla dentro, vivo a cuatro casas cruzando la calle." dijo mientras apuntaba hacia donde había caminado para dejar a Duque. Lo miré, ¿en serio me iría a la casa de este completo desconocido? "Mi madre está en casa, estaba preparando un pastel de zanahoria y café cuando fui a pasear a Duque, probablemente ya acabo, si te interesa puedes venir o puedo traértelo."

"Gracias." me ayudo a levantarme, y lo acompañe cuatro casas calle abajo y cruzamos la calle, llegamos a una casa muy similar a la de Leah por fuera, sin embargo, mi amiga no había tenido tiempo de decorar su casa como quería, en cambio, la familia de esta casa había decorado completamente su posada; tenían focos, una corona en la puerta, un cascanueces mediano, ahora enterrado a la mitad de nieve daba la bienvenida en la puerta, y las escaleras estaban decoradas con piñas de pino.

"A mi madre le gusta mucho la navidad, creo que lo puedes notar por el exterior, pero probablemente el interior esté peor." me regalo una sonrisa, mostrando un hoyuelo en cada mejilla, y me dio entrada a su casa.

En cuanto entré pude sentir el calor de casa arroparme, y el aroma a pastel y café me envolvió.

"Si quieres, puedes dejar aquí el abrigo." dijo el chico quitándose también el suyo una vez la puerta ya estaba cerrada, "El frío en unos minutos se irá por completo, no te preocupes."

Me quité el abrigo y lo dejé en el perchero, sentía un poco de frío pero se iba disminuyendo mientras entrabamos a la sala.

"Espera un momento aquí, le avisaré a mi madre que tenemos visita." entró a la cocina y segundos después salió, "probablemente esté arriba, en un segundo vuelvo." anunció y subió las escaleras apresuradamente.

Me senté en el sofá frente a la chimenea, agradecí al cielo que esta estuviera encendida, mi cuerpo volvió a sentirse vivo y mi rostro se empezó a relajar; me di cuenta que había un librero en una de las paredes de la sala, era enorme, voltee hacia las escaleras, esperando que bajara alguien.

La curiosidad de saber que libros tenían me ganaba, y al ver que nadie bajaba, me acerqué al librero, se podía ver de muchos géneros, desde poesía hasta mecánica, drama, comedia, motivación, física, psicología, ciencia ficción, romance, había de todo tipo; tomé uno.

"Yo que tu no lo haría."

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Fecha original: Diciembre 2013.

Fecha edición: Marzo 2021.

El novio de mi mejor amiga. // TERMINADA//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora