Cap. 3: La Senda Más Angosta

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Nuestra aldea solía estar rodeada de grandes zonas boscosas que eran atravesadas por sendas o caminos que eran netamente de uso para los viajeros, ya que aquellos comerciantes que quisieran entrar al pueblo debían utilizar un camino que era más ancho y permitía el paso a carruajes de bueyes o de carretas llevadas por los hombres sin incluir que se encontraba en mejores condiciones dado que también era por donde entraban los "nobles" o "gente" famosa y así llevaban una mejor impresión de la aldea, pura basura de publicidad política de esa forma el daimyō o el jefe tendría más simpatías para los habitantes en el caso de mi persona, me parecía un idiota no recuerdo cuanto tiempo perdí haciéndole cosas graciosas a los carteles que colocaba en las casas por un tiempo Aoi me ayudo, luego tuvo que largarse a Nara por cuestiones de trabajo.

Nara era la capital de las oportunidades donde residía el hasta ahora más grande señor feudal proclamándose "Señor de Bakuhu" no sé de donde saco el valor para imponerse como máxima autoridad en todo el país. En el bosque algo me llamo la atención algo muy interesante, mientras marchaba pude sentir la mirada de alguna persona pero al parecer esta no parecía ser alguien de edad avanzada, por el simple hecho de que su mirada no me estaba juzgando o me veía de pies a cabeza simplemente me observaba con curiosidad al voltearme a ver quién se enfocaba tanto en mi pude notar un hecho improbable pero que al parecer se hizo realidad. Una jovencita mirándome temerosa y curiosa "eso" era muy común para los pequeños niños que viven sin preocupaciones tan solo dedicándose a hacer lo que mejor saben hacer: Ser jóvenes, no parecía tener alguien acompañándola así que como última acción decidí ayudarla no podía negar que su curiosidad me volvía curioso a mí, caminando hacia ella note que también era muy tímida porque después de todo trato de ocultarse atrás del árbol desde el cual me venía observando para ser menos tenebroso decidí quitarme mi sombrero que me solía tapar la mayor parte del rostro solo porque caminaba con la cara algo inclinada, impresionada me miro directamente a los ojos solo ahí fui capaz de detallar la infantil apariencia de la chiquilla.

Era quizás más pequeña que los chicos de su edad, aparentaba tener unos 8 o 9 años, su piel era algo morena no tan oscura pero si con un color algo característico y extraño de ver, normalmente relacionado con las personas que viven en la costa. Sus ojos eran de un color oscuro como la noche pero aún más encantador era el brillo que transmitía su mirada recordando a dos pequeños luceros adornados con su sonrisa casi tan resplandeciente como la luna en la penumbra, no podía evitar pensar en lo extraña de la situación en la que me encontraba ¿Por qué un ángel se había encontrado conmigo cuando ya me marchaba? La inocencia podía verse en toda su expresión con esta chica, y ella parecía no darse cuenta de lo especial que era, simplemente se quedó ahí mirándome esperando a que hiciera algo probablemente gracioso, podía decir con seguridad que podía relacionarme con facilidad con cualquier niños por la gran cantidad que vivían y jugaban en los alrededores. Solo decidí ser amable y con una sonrisa le pregunte con total calma "¿Qué haces aquí?" la chiquilla con una gran sonrisa pregunto mi nombre, que hacía en los alrededores del pueblo y muchas cosas más que por la velocidad de su palabrería no pude comprender, solo después un segundo término todo su palabrerío fue con la pregunta de "¿Quién eres?" Siendo sinceros me tomo por sorpresa, precisamente por eso abandona mi hogar, por mis ideales no debería de dejarlos morir, sin mis sueños, sin mis deseos, sin mis ilusiones ¿Qué se supone que soy? Definitivamente un humano no sería mi clasificación, tal vez un monstruo. No, hasta los monstruos desean la destrucción e igualmente eso lo convertía en un deseo, una ambición todos podemos llegar a ser egoístas pero pocos lo demostramos colocamos el bien comunal por encima de nuestros ideales y aquellos quienes encuentran el poder son capaces, ellos también los poseen. Si le revelara que no se contestarle esa pregunta creo que quedaría en ridículo frente a una chica de 8 años sin embargo tenia al menos una forma en que expresarle quien era.

"Yo no soy nadie, al menos por ahora y de seguir mi vida así, moriré sin realmente haber existido"

Su mirada cambio lentamente, en sus ojos un brillo de asombro y sorpresa comenzó a surgir con lentitud, la chispa de la imaginación el tesoro más valioso, aún más que cualquier joya o metal precioso. Una vez que se perdía la inocencia infantil que habitaba en cada pequeño ser la vida nunca sería igual, todo se convertiría en algo más oscuro y tenebroso como una pesadilla solo que en esta no se puede despertar y en ella nos encontraríamos cosas aún más terroríficas que van más allá de cualquier pensamiento ingeniado hasta ahora.

La jovencita me señalo, y con una voz alta exclamo "Si no eres nadie, significa que puedes ser lo que sea ¿Verdad?" Esa frase, impacto en lo más profundo de mi mente, golpeo como la patada del corcel más fuerte y poderoso que nunca antes se haya conocido. La mire fijamente y pensaba en lo inocente que se veía mientras cambio una perspectiva de mi vida, no todo es siempre malo, a veces las cosas solo necesitan verse desde una perspectiva distinta, debía de ser gentil con esta niñita me mostro una respuesta que sin su ayuda habría tardado en entender solo alcance a quitarme mi sombrero distintivo e inclinarme para colocárselo en su pequeño cráneo, solía hacer amable con los más jóvenes, más por cortesía que por afecto u otra cosa de ese tipo.

Comencé a alejarme con un paso ligero, levante mi mano para hacer un pequeño gesto de despedida, antes de ser capaz de alejarme a una distancia considerable alguien halo de mi vestiduras y era obvio de quien era la culpable, solo volteé tratando de colocar mi cara más amistosa y sonrientemente escuche la dulce voz una vez más "¿Te veré de nuevo?" Inocente creatura, con el más grande "No" que nunca antes había imaginado cruzando por mi mente, aun así solo afirme con un gesto simple moviendo mi rostro de arriba abajo. Con un rostro muy sonriente y soltándome para que me marchara, la jovencita comenzó a saltar de alegría, despidiéndose de mí, cuando ya alcanzaba una distancia mediana a donde estaba grito fuertemente algo de lo cual solo pude entender "Espero verlo pronto Nadie, recuerde que me llamo A..."

Pobre jovencita, se aferraba al hecho de verme de nuevo, lástima que no ocurrirá, dudo que el destino permitiera un encuentro entre nosotros dos, aunque debo admitir que nada es aleatorio todo posee un significado, un porque, un acontecimiento capaz de producir diversas consecuencias que se originaron por distintas causas. Ahí estaba el porque me iba de casa, necesitaba un porque para mi existencia, necesitaba un acontecimiento que demostrara la utilidad de mi ser en este mundo, de esa forma incluso yo me podría convertir en una causa generando muchos más acontecimientos y más consecuencias.

Simplemente una gloriosa reacción conjunta, el detonante que este mundo podrido y corrupto necesitaría, yo haría un mejor lugar, en el cual yo podría vivir con una hermosa esposa y dos hijos, con suerte uno no saldría idiota como yo, espero y salga como su madre. A pesar de los comentarios de la mayoría de las personas sobre mi intelecto, siempre me he visto como algún tonto, para mis padres era más un chico flojo y para Aoi solo era un inútil haciendo cosas inútiles. Pocos en el mundo serían capaces de comprender, era muy enredado, y me gustaba enredar las cosas aún más de lo que estaban, a la mala tuve que aprender a mantener una mente calmada y tranquila, una vez que logre esto, comencé a desarrollar una paciencia extraordinaria con grandes capacidades para entender siempre nuevo contenido, el hecho de que me aburriera de tantas cosas se debía a que ya conocía el final, en mi cabeza era claro como un manantial. En ese hecho entraba la tercera cosa que debía encontrar en este nuevo camino, mi mitad.

Papá solía contarme una historia, decía que al principio de todo, antes de que las personas poblaran Bakuhu o si quiera hubiera agua corriendo por los ríos. El creador de nuestro mundo tal y como lo conocemos y sabemos que es creo grandes seres con dos rostros, dos brazos y 4 piernas, pero dudoso de lo que hizo y a la ves temiendo haberse excedido con sus cualidades decidió dividirlos a la mitad separándolos y distanciándolos uno del otro. Desde entonces, cada pedazo de ese ser vaga por el mundo condenado a buscar eso a lo que alguna vez estuvo unido, solo así será capaz de sentirse completa una vez más. Yo andaba en busca de eso que me faltaba, esa chica hecha para mí.

Me pregunto... ¿Pensara en mi tanto como yo en ella? Ya no debería de haber espacio para la duda en mi mente, era hora de dejar todo eso atrás. Estos eran mi momento, mi día, mi vida y solo yo podría darle el rumbo ideal.

El Nacimiento de un VillanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora