Cap. 5: Encuentro

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¿Cuán desesperado necesita estar un hombre para ser capaz de cometer un acto tan bajo como asesinar a otro? ¿Acaso la vida de individuo puede llegar a ser más valerosa que la de su igual? Nunca fui capaz de responderle eso a mi abuelo, de hecho, dudo que Aoi le haya respondido. Tengo recuerdos de mi infancia, escuchar a mi abuelo y prestar atención en la explicación de la vida desde su punto de vista, era un hombre muy viejo a muchos le parecía un hombre loco pero para mí era alguien sabio, sirvió como soldado durante el primer imperio organizado con el paso de los años llego a ser general. Todos le temían y respetaban por igual, encuentro curioso que el caos se haya desatado justo después de su decisión de colgar sus armas para retirarse en todo sentido de la guerra, a veces jóvenes venían para que el los instruyera siempre siendo rechazados o pidiéndoles que lucharan contra él, siempre resultando victorioso. Todo eso paso mientras su edad lo permitía con el tiempo fue siendo olvidado y termino en cuarto de una casa algo alejada del pueblo donde vivía, ciego y perdido pero siempre sabio.

En su lecho de muerte me revelo muchas cosas... Pero me siento decepcionado de nunca haber sido capaz de responder alguna de sus preguntas, aun por las noches trato de buscar la lógica y aunque la encontrara, ya no tengo lo tengo para decirle la respuesta... Pero porque pensaba en esto, me encontraba en un combate al menos eso pensaba, ahora que lo pienso ¿Por qué todo esta tan oscuro?...

Con un gran alarido y una profunda exhalación como si me hubiesen hecho expulsar todo el aire que tenía lanzándome un gran caballo sobre mí pecho, estaba tirado en el suelo de nuevo. Pero esta vez estaba cabeza arriba mirando el cielo oscurecido por las nubes de tormenta, la lluvia golpeando mi rostro contribuyo en parte a que pudiera despertarme. Intente levantarme pero no pude, un dolor punzante en mi costado derecho como si hubiera recibido un piquete o algún daño de ese tipo. A duras penas me pude reincorporar en mí sentándome al mismo tiempo en que posaba mi mano en el lugar donde sentía tanto dolor.

Lo primero que pude ver al mirar al frente es a ese maldito tipo en cuclillas observándome con una sonrisa de lado a lado, en su mano izquierda tiene su daga ahora que pude fijarme en ella y esta no se encontraba tratando de explorar el interior de mis entrañas vi que tenía un diseño similar al de la espada de Aoi, más que en material o forma seria en cómo fue hecha. En su mano derecha tenía mi espada y como si fuera poco volvió a extendérmela al unísono hablo de nuevo diciendo – Uno... - Seguía sin entender el porqué de su conteo, no tenía la claridad, la sangre en la cabeza o el interés en averiguarlo solo tome la espada por el mango para levantarme una vez más. Mi confianza no había disminuido y podía sentir mi pecho ardiendo como fogata en medianoche. Ahora que lo pienso recuerdo como caí la última vez... Trate de moverme a la derecha para intentar clavarle mi espada en su costado con una potente punzada, el solo inclino todo su peso en el sentido opuesto a donde yo me dirigía para después con sus piernas patearme la rodilla que había adelantado en mi asalto alentándome el tiempo suficiente como para tomar una de mis manos y estrellarme contra el suelo con un lanzamiento, luego de eso debió haberme pateado en la cara y en mi costado, el dolor me estaba empezando a afectar, ya no me sentía tan eufórico como al inicio del combate.

Mi estado era deplorable, al verme parecía solo la mitad del muchacho que era... No tenía la edad, no poseía alguna habilidad y ni si quiera una pizca de talento... Lo único que tenía a mi favor era mi voluntad, me aferraba a ella como si mi vida dependiera de ello y de hecho en estos instantes dependía de eso... Con una mano sostenía mi espada y con la otra trataba de no desfallecer por el dolor que sentía, manteniéndola cerca de mi cuerpo. No podía ver bien por la sangre que corría por mi cara... Estaba todo mugriento por la combinación de tierra, lodo, sangre y agua.

Esto era el fin, me lancé contra el con furia trataría de acabarlo de un solo golpe eso sería la forma más humana de terminar con todo, si es que esta cosa aun merecía ser llamada así. Todos intentos fueron fallidos, para él mis movimientos eran en cámara lenta y mi ira no ayudaba para mejorar mi coordinación.

El Nacimiento de un VillanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora