Capítulo 8: "La reina del beer pong."

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Justo después de haber dejado a Justin con su primo, me abrí paso hasta el centro de la pista. Me encontraba meneando las caderas al compás de la música, cuando vi a Allison y Sean entrar. ¿Qué hacían juntos? ¿Y desde cuándo estaban tan unidos?

—Vaya, quien diría que se harían buenos amigos. —Se escuchó la voz de Liam por detrás de mí.

—Increíble, ¿no? Allison solía decirme que no podía creer que anduviera con alguien como él. Ahora mírala, parece que está cegada por su sonrisa. —Nuestras miradas seguían clavadas en ellos. La coleta dorada le rebotaba sobre los hombros mientras caminaban hacia la rockola.

Los castaños y la rubia, nos solían decir. Eramos inseparables, a excepción por los momentos en los que Liam cumplía convivía con sus amigos. A pesar de que los tres solíamos ser muy unidos, Allison no logró tener esa conexión que había entre Liam y yo.

—Las cosas cambian Brooke. Dale tiempo, te perdonará. —Me miró con una sonrisa reconfortante.

—Eso espero.

Asintió antes de volver hablar.

  —¿Dónde quedó tu cita? Lo acabas de conocer y ya pasas más tiempo con él que conmigo. Estoy empezando a sentir celos por ese recién llegado.

No pude evitar reír.

—No seas tonto. Nadie te puede remplazar, y por lo otro, supongo que ha de estar liándose con Emma. Los vi besándose, la boca de ella estaba por todo su rostro.—Puse un dedo dentro de mi boca en señal de asco y echamos una carcajada.

  —Pensé que tú eras la que quería algo con él.—Su voz era más fuerte de lo normal, de lo contrario, no habría sido capaz de escucharlo entre el ruido de la fiesta.

—Si con algo te refieres a una relación seria, entonces no. Pero tengo que decir que tener una aventura con él no estaría nada mal. —Mi tono de voz era igual al suyo.

Estaría más que bien. Pero es tan impredecible que a veces parece que quiere algo más, y otras, me trata como una simple amiga.

  —Voy por algo de tomar, ¿vienes? —Mi garganta estaba seca, necesitaba beber algo.

—Tengo que ir a buscar a mi pareja, pero al rato te veo, y por favor, no te metas en más problemas —dijo jugando.

  —¿Yo? Jamás.

Sentí mi estomago rugir al ver los diferentes tipos de bocados por toda la mesa. Tomé uno y lo metí a mi boca.

Estaba en el cielo.

Volví a tomar otro que parecía estar envuelto en queso philadelphia, y después uno más. No sabía si era porque tenía hambre o verdaderamente eran una delicia.

«El último y ya», me dije, pero alguien interrumpió mi guerra interna.

  —Parece que alguien tiene hambre.

Miré al chico que tenía en frente. Sus ojos verdes me recorrieron de pies a cabeza. Casi pude jurar que no era de Charlotte, es imposible tener un bronceado así con este clima.

Sonreí avergonzada.

—¿Te conozco? —No recordaba su rostro, pero por la manera en la que me habló supuse que ya nos habíamos visto antes.

—Tú a mí no, yo a ti sí.

—¿Y cómo es que lo haces? Digo, no recuerdo haberte visto por aquí.

—Todos te conocen. Brooke Daniels, la reina del beer pong. —Otro chico apareció. Este tenía la tez igual que el otro, con la diferencia de que sus ojos eran de un café oscuro.

Antes de perderteWhere stories live. Discover now