Las vacaciones de invierno terminaron en un abrir y cerrar de ojos. Claro, no de la manera en la que lo había esperado. Después de que Bieber me terminara llevando a casa, mis días se basaron en ir al gimnasio y ver películas. A pesar de que recibí múltiples invitaciones para salir, decidí rechazarlas todas, pues no estaba de ánimos.Le llamé a Allison con la esperanza de que me diera otra oportunidad, pero nunca contestó. Incluso, fui a su casa varias veces para tratar de arreglar las cosas, pero tampoco abrió. Me rehusaba a creer que nuestra amistad había terminado.
Llegó el lunes por la mañana y reuní todas mis fuerzas para levantarme de la cama. Después de contemplar el techo por varios minutos, me dispuse a ir al cuarto de baño. Dejé el agua fría correr hasta que estuviera tibia y, acto seguido, me despojé de la pijama. Me metí a la ducha y por un momento me olvidé de todos mis problemas.
Al terminar de bañarme y lavarme los dientes, tomé unos jeans ajustados y una blusa bastante coqueta color blanca. Me calcé mis botas favoritas y me miré al espejo mientras cepillaba mi pelo ondulado. Me maquillé un poco para aparentar lo poco que había estado durmiendo y le sonreí al reflejo satisfecha.
Cuando entré por la puerta del instituto, todo seguía siendo exactamente igual:
Las paredes de los pasillos habían permanecido intactas, excepto que ahora los casilleros de color gris habían sido pintados a un azul marino. En el fondo del pasillo seguía la estantería con todos los trofeos del colegio (la mayoría de primer lugar). El edificio formaba una T. Por un pasillo se encontraban los salones de clase, y por otro, las aulas administrativas. Además de la biblioteca y el salón estudiantil, los sanitarios estaban situados al fondo de cada una de las tres plantas.
—¡Brooke! —Una melena dorada se aproximó y me envolvió en un abrazo— ¿Irás a la fiesta del Sábado? —me interrogó Candice.
—Obviamente va a ir —Vanessa apareció a su lado—, las fiestas de Mike son las mejores, ¿verdad Brooke?
—No cómo las mías —bromeé—. Pero sí, son bastante buenas.
—Ninguna se compara con tus fiestas. —Sonrió Candice—. Bueno, ahí las veo, tengo que ir a clase. —Se despidió de nosotras con otro abrazo y desapareció entre los alumnos que caminaban de un lugar a otro.
Después de pasar por la oficina del coordinador, un par de salones y por varios grupos de alumnos; Vanessa entró a clase de cálculo y yo continué mi recorrido al salón de química. Subiendo las escaleras al segundo piso, escuché que alguien gritó mi nombre, volteé y me encontré con Liam. Bajé hasta llegar a él y le di un abrazo, él me lo devolvió rodeándome con sus brazos fuertes.
—Te he extrañado. —Me dedicó una amplia sonrisa.
—Yo más. No sabes lo aburrida que he estado esta última semana. Mientras mis días consistían en ver películas, tú disfrutabas de la playa en Miami. Suertudo. —Le di una palmada en el brazo.
Se frotó como si le hubiera dolido.
—No seas dramática —soltó una carcajada—. Por cierto, ¿has hablado con Allison?
Negué con la cabeza.
Volví la mirada hacia mi celular que me indicaba que acababa de recibir un mensaje. Ignoré por completo las palabras que estaban proyectadas en la pantalla y únicamente me enfoqué en los números que aparecían arriba: "7:05".
—¿Te pasa algo? —me preguntó Liam algo preocupado. Supuse que debí de haber puesto una cara fatal.
—Acaba de empezar la clase. —Suspiré—. Le prometí a mis padres que este semestre tendré buenas notas. Me tengo que ir, pero nos vemos al rato, ¿vale? —Él solo asintió.
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Antes de perderte
Dla nastolatkówPorque llegue a tu vida con un solo propósito: usarte. Enamorarme de ti nunca estuvo en los planes, pero dime ¿quién en su sano juicio se puede resistir a tus encantos? Si perderte fue el precio de mis errores, jamás me hubiera acercado a ti de esa...