Treacherous2; Fragmentados [j.b]

Andrea

Capitulo Veinticinco

Treacherous; Fragmentaos | Justin Bieber Fanfic

Esto va a doler, pero me culpo a mí en primer lugar porque yo ignore la verdad. Ebrio de amor. Mi cabeza voló, no hay nada que me haga olvidarte. Me has despertado, pero me estas ahogando; te di todo, pero ahora realmente no tengo nada. Te amé peligrosamente. Más que el aire que respiro, sabíamos que chocaríamos a la velocidad que íbamos...

El citatorio de la corte llego cuatro días después de la visita de Justin, dentro de un sobre blanco con el sello del estado de california y un elegante hablar pidiéndome que me presentara la siguiente semana en la corte de Los Ángeles, casi haciéndome sentir que era opcional.

Al tenerlo entre mis manos, debo aceptar que el miedo de apodero de mí, las manos me temblaron y se formó un nudo en mi garganta, me quede sentada en el primer escalón de las escaleras, viéndolo en silencio tratando de saber que se supone que seguía ahora, aterrada por lo que pudiera venir en el interior o lo que aquello significara. No logre decirle a mi padre aquella noche, cuando llego a cenar, y por alguna razón lo seguí postergando más y más hasta que me di cuenta de lo inevitable y urgente que era el asunto, así que, por la tarde, cuando tome esa decisión salí de casa con el sobre en la mano y subí a un taxi que me llevo al centro de la ciudad, donde la oficina de papá se encontraba.

El edificio era alto, imponente entre un par edificios más, nada comparado al antiguo lugar en el que trabajaba en New York. Temerosa y cohibida entre y me dirigí a la mujer detrás del mostrador, al fondo del lugar; era pelirroja de ojos azules y realmente delgada que al verme acercar me mostro una amplia sonrisa que me hizo sentir un tanto más segura.

--Hola, buenas tardes ¿En qué te puedo ayudar?

--Hum...-- fruncí el ceño. Estaba realmente perdida –Estoy buscando la firma de abogados Phillips

--Claro, subes al elevador y en el tercer piso. —respondió señalando sus indicaciones.

--De acuerdo, gracias.

Una nueva sonrisa y yo gire hacia el elevador al lado izquierdo del lugar. Un par de personas más subieron junto a mí y en silencio espere la llegada al tercer piso donde yo y una persona más bajamos.

Al llegar, un par de puertas de cristal con el nombre de la firma te recibían, el hombre de traje que venía conmigo en el elevador me abrió la puerta y entonces pude ver el interior; aquel lugar te recordaba a una película, todo elegante, con personas sonrientes, en lindos trajes, parecía un buen lugar para trabajar.

Estruje la carta que aun llevaba en la mano y me acerque al mostrador.

--Buenas tardes ¿En qué te podemos ayudar?

--Estoy... buscando a... el abogado O'Connor

--Bien ¿Tiene cita?

--No yo...

--Me temo que no la puede atender, sin una cita—la mujer rubia parecio realmente apenada por tener que decirme aquello.

Hice un mohín con los labios.

--No... hum.. es mi padre—arrugue la nariz. —Estoy buscando al abogado O'Connor, quien es mi padre y no tengo cita.

--¡Oh! —la rubia rio—lo siento, no lo sabía. Puedes pasar, me parece que no está ocupado. Es aquella puerta—señalo a la derecha. —tiene su nombre en ella, así que no se te hará difícil identificarla.

--Bien, gracias.

--No es nada y una disculpa.

Asentí con la cabeza y seguí mi camino hacia el lugar indicado. Al fondo del lugar, en una puerta de madera oscura y brillante estaba escrito el nombre de mi padre en una placa dorada «Jean O'Connor - Abogado, corporativo.» Genial. Aquella pequeña placa me hacía sentir una extraña ante mi padre, realmente alguien metido en un lio que necesita a un abogado.