Paraguas.

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Inseguro de nuevo, peligroso de nuevo, tan malo, nosotros, aguantando más, resistiendo, tan fuerte no podemos; incluso si ya lo sabíamos no podemos detenernos, mientras el tiempo pasa solo lo arruinamos más. De ninguna forma... esta colapsando de nuevo; una casa de cartas y nosotros estamos dentro de ella. 

ME:

--Alaia, solo deja los papeles del caso Wright sobre mi escritorio y dile al señor Kozel que estaré ahí en media hora tuve que pasar el hospital a recoger unos análisis de mi hija y entonces volveré... media hora, si... de acuerdo, ya nos vemos. —Jean O'Connor suspiro exhausto y termino la llamada con su joven secretaria. Realmente comenzaba a extrañar a su anterior secretaria una mujer ya adulta bastante rápida y eficaz.

El clima en Atlanta había amanecido especialmente caliente y con apenas unos rastros de viento que iban y venían, así que, agregándolo a la gran carga de trabajo al que se había visto enfrentado en las últimas semanas y el haber pasado una hora atascado en el tráfico estaba realmente fastidiado y acalorado. Jean nunca se había puesto a pensar lo difícil que iba a ser un trabajo nuevo, una ciudad nueva y aparte siendo padre soltero y aunque trataba de mantener todo en su lugar en ocasiones era difícil... muy difícil.

Cruzo las puertas eléctricas del hospital y entonces un aroma a esterilizado y un frio húmedo lo rodeo, los aires acondicionados estaban a su mayor potencia creando un constante significativo con el clima en el exterior. Jean se dirigió hacia el área de laboratorios con el tiempo contado y la cabeza en todos los papeles que debía revisar al llegar. «Debí de haberle dicho a ____ que los recogiera» se dijo mientras se acercaba al mostrador donde un hombre manipulaba un computador.

--Hola, buenas tardes estoy...

--Lo siento, este no es mi puesto.—interrumpió el hombre de aspecto regordete y un tanto sucio para ser doctor, sin embargo, llevaba sobre un uniforme de cirugía la bata blanca. –Alguien más lo atenderá—continuo con apuro antes de rodear el mostrador.

--¿He?—Jean no entendía muy bien que estaba sucediendo, miraba al hombre y como este tomaba un poco torpe los papeles sobre el mostrador.

--¡Kalani hay alguien en el mostrador!—exclamo el doctor antes de salir corriendo por el pasillo.

Jean lo observo irse estupefacto ¿Qué clase de servicio era aquel? Ahora comenzaba a sentirse realmente molesto. Volvió la vista hacia el frente del mostrador y se sorprendió al ver un rostro conocido; la joven enfermera lo observo con un par de ojos verdes y una sonrisa cordial y dulce en los labios. Entonces, de alguna forma, Jean sintió como si todas sus defensas de molestia comenzaba a disminuir.

--Hola—exclamo Jean.

--Hola ¿Viene a recoger algún análisis?

--¿Qué?...¡Ah! Si, de hecho, sí. De mi hija, ____ o'Connor.

--____ O'Connor-- la mujer repitió el nombre mientras tecleaba el nombre en la computadora.

--Así que tu nombre es Kalani.—las palabras del hombre salieron de forma casi deliberada, sorprendiéndolos a los dos, la mujer lo miro de reojo antes de volver su atención a la pantalla.

--Lo es...

--Yo soy...

--Te recuerdo—exclamo Kalani.—Estuviste aquí con tu hija hace unos días, ambos peleaban de si debía o no llevarla ¿No es así?

La miro sorprendido. —Tienes muy buena memoria.

Las mejillas de la mujer se sonrojaron y se sintió avergonzada. —¿Qué? Yo...Sí, lo siento... Traeré los análisis de tu hija, aguarda aquí.

Treacherous2; Fragmentados [j.b]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora