Capítulo 4: Cumpleaños

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Mi cumpleaños siempre cae en época de exámenes. Es terrible tener que condenar a toda mi familia a un día aburrido en la casa. Pero mi rostro cargado de tensión y desesperación al tratar de retener toda la información necesaria para sacar buenas notas hace que ellos se apiaden de mi y acepten la triste realidad. Seria un día de pijama hasta la infaltable reunión familiar de todos los años. Ya ni recordaba mi edad, deje de contarlo desde los 20.

Por la mañana desperté con una agradable sorpresa. Mi abuela materna había llegado desde un lugar lejano. No vivía con nosotros, la verdad durante toda mi vida solo la había visto 5 veces. Ella prefirió el campo y la naturaleza, no la culpaba ,pues la chacra donde vivía era hermosa, con unos atardeceres hermosos y una noche estrellada, digna de fotografías.  

Supongo que mis padres consideraron que era buena idea tener el abrazo de una de mis abuelas.

El año pasado a mi abuela paterna le dio un infarto cerebral. Esto sumado a su comienzo de alzheimer, acelero el proceso de olvido. Mi abuela de toda la vida, la que siempre estuvo conmigo desde que nací, ya no estaba y a la vez estaba. 

Ella no me recordaba. Pero vivía.

Escuche la voz de mi padre del primer piso. 

-Papa ha llegado mi abuela –dije algo emocionada.

Entonces recordé a mi abuela, a la que siempre estaba cerca, que todo el tiempo me miraba con el rostro lleno de orgullo. La que estaba orgullosa de mi, la que no pensaba que era poca cosa por no poder conseguir marido y no ser una ama de casa modelo, la que me amaba por lo fuerte, independiente e inteligente que era.

La que estaba orgullosa de mi carrera, de mis sueños y de lo que quería en mi futuro.

Ahora ella no está, ya no puedo ver su mirada orgullosa y sentir su amor incondicional. De pronto, mis ojos se llenaron de lagrimas. Sentía que me faltaba el aire.

La extraño. La extraño tanto. Quien diría que alguien podría estar tan cerca y a la vez tan lejos.

Te quiero abuela y siempre te voy a querer. Incluso ahora que no me recuerdes.

Hay días en los que sueño que despierto y estas ahí sonriente, esperando a que despierte para desayunar e ir a trabajar.

Tú nunca dejaste de trabajar. Nunca dejaste de ser independiente. Nunca dejaste de ser la mejor abuela del mundo. Yo nunca dejare de ser tu nieta. De valorar, añorar y guardar cada recuerdo feliz que me diste. Te amo.

Un año desastrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora