Capitulo 5: La decepción

9 0 0
                                    

Por mucho tiempo he escapado de narrar este episodio de mi vida. Tal vez sea doloroso pero escribir suele ser la única manera de cerrar la herida.

Al menos la única que conozco.

Mis historias de amor suelen seguir un patrón recurrente y ahora lo veo claramente.
Hoy luego de muchos años escribiré mi verdad. Una verdad que tal vez sea más común de lo que parece.
Me enamore a los 15 años por primera vez. Un amor tonto y tóxico de esos que sueles esconder de tus padres. Ese amor que sientes que será para siempre y que arriesgas todo por él. Es tonto lo sé. Pero esa niña de 15 años no lo sabía. Quisiera tratar de convencerlos de que solo fue una ingenua enamorada incapaz de notar su realidad y lo mucho que estaba arruinando su vida. No gastaré más palabras en defender lo indefendible porque lo cierto es que era una niña mimada y egoísta. Es algo que siempre lamentare y que ahora que voy llegando a la adultez me da miedo que me llegue a pasar si tengo una hija.
Una vez en el discurso de 15 años de mi papá lo escuché de sus palabras premonitorias.

"Llega unos años entre los 15 y 20 que los hijos ocultan cosas a los padres y se alejan sintiéndose incomprendidos. Esos años que se alejan y se pierden son un tiempo valioso que no volverá"

Ahora que mi abuela ya no está más con nosotros entiendo lo mucho que vale ese tiempo cerca de las personas que en verdad te aman y lo peligroso que suele ser esos malos entendidos que se dan en la adolescencia.
Tanto tiempo valioso perdido en nada. Todo lo que pude aprender de las cosas que amaba si solo me concentraba en mi y en dónde estaba parada.
Sé que están esperando un giro dramático 10 años después.
Lo cierto es que voy a decepcionarlos un poco más.
Empecemos por las buenas noticias. Termine mi carrera y soy oficialmente una ingeniera de software. Estoy muy orgullosa al igual que mi familia. En verdad creo que es una carrera que amo y que me ayudara a cumplir todos los planes que tengo. Esto me lleva a la segunda buena noticia y lo único en lo que he mejorado en todos estos años. Soy mejor planificando y organizándome. Aunque mi actitud de procastinadora compulsiva continúa en algunas áreas lo cierto es que dado ciertos acontecimientos, como estar en la universidad y manejar mi propia empresa, he tenido que aprender a cumplir objetivos y distribuir mejor mi tiempo. Algo que agradecer a mi formación universitaria y que me ha costado muchísimos años pulir.
Aquí se acaban las buenas noticias supongo. Soy profesional, estoy más enfocada en mis objetivos y uso mis tiempos con prudencia.
Pasando al tema del amor que tanto divierte al público en general no siento que me vaya tan mal ni tan bien.
Siempre me enamoro perdidamente de alguien que me encanta a primera vista. Lo que en el mundo mundano se le dice "crush" es como ese humano perfecto que creas y diseñas a primera vista. Una recomendación para los lectores. No es buena idea conocer a tu crush. Todo lo construido se puede destruir.  Sigan el ejemplo de Dante y mantenganse alejados de su Isabel.
Yo tenía claro lo que es un personaje platónico o de ficción. Sabía lo peligroso que puede ser hacer que alguien de carne y hueso sea un romántico Herondale que ame leer poesía, sea listo y sensible. Un ser humano romántico y capaz de exponer sus sentimientos cada segundo de una forma tan estética que te haga derretir o quedarte sin palabras. Lo sabia de sobra porque yo suelo enamorarme de los personajes de mis libros muy a menudo. Créanme que intente alejarme pero no pude. El simplemente tenía un imán que me atraía. No podía despegar la mirada de sus rulos o su sonrisa amigable. Empezamos a coquetear desde el segundo día de conocernos. Me empecé a ilusionar desde el primer día que nos saludamos casi obligados al descubrir que éramos grupo en un curso. Bendito profesor cupido que decidió poner al azar los grupos cuando sabía que sería por afinidad luego de tantos ciclos en la universidad. El profesor que más llegué a odiar de la carrera junto a su sonrisa socarrona hizo que el jovencito que terminaría siendo mi talón de aquiles se moviera de un lado al otro del salón para sentarse a mi lado. Nunca nos habíamos visto antes. El estaba atrasado y yo estaba adelantada para llevar ese curso. Ahí estábamos sonriendo como un par de bobos e ignorando por completo al tercero del grupo. Desde ese día nos reuniríamos tantas veces sin él que parecería que era un grupo de dos.
Recuerdo que luego de la clase fuimos a caminar los 3 juntos mientras nos hablaba un poco de él. Se podía decir que era el nuevo en el grupo porque ya había llevado varios otros cursos con el otro integrante del grupo. Yo me perdí en la conversación. Era como si levitara hasta el paradero y tuviera unos audífonos con cancelación de sonido. Solo escuchaba mi voz parloteando mientras miraba al extraño visitante con sus rulitos perfectos saltando en cada trote. Me sentí morir de la terrible primera impresión que debí darle y no entendía porque eso me importaba tanto. Fue tan evidente mi conmoción que mi amigo lo dedujo el primer día. Estaba irremediablemente enmorada del nuevo compañero amigable y ruloso. Me ponía roja de solo pensar en su nombre.
No soy de las chicas que tome la iniciativa, me da mucha pena y prefería tenerlo como un chico misterioso. Un personaje perfecto de mis libros, mi "crush", un amor platónico e inalcanzable.
Sí, por si no lo han intuido hasta ahora vivo por el drama y creo por eso llevo cada situación por un camino engorroso y complicado. En mi defensa jamás había sentido una atracción tan fuerte e instantánea en mi vida y eso me tenía asustada y emocionada a la vez.
Por supuesto, yo no sé lo diría. Yo solo lo contemplaría de lejos y le pondría todas las cualidades que un buen novio imaginario podría tener.
Sin duda era un buen plan.
Pero todo este plan perfecto se destruiría muy pronto...

Un año desastrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora