Capítulo 6: una historia de amor complicada

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Hola de nuevo viejo amigo.
Sin duda estás aquí de fisgón porque quieres saber más de mi amor platonico. Quieres verme fallar en ese plan perfecto que salió muy mal.
Bienvenido nuevamente a los recuerdos más tormentosos de mi romance. Déjame advertirte que no será un camino fácil de recorrer. Haremos que sea ameno pero será muy tortuoso ver las dudas y los errores.
Espero que tengas paciencia conmigo porque después de todo tengo un nombre trágico y soy humana. Solemos equivocarnos tanto que podría ser un hobbie más. Me gusta pensar que los defectos son "oportunidades de mejora" y que los errores son "oportunidades para aprender".
Después de todo somos seres empíricos y se aprende mucho más de los errores que de los aciertos.
Lo cierto es que solo estoy retrasando la historia porque aún me avergüenza un poco recordarlo.
Fue una tarde del día dos después de conocer a Romeo.
Yo le envié una duda del curso aprovechando que era el delegado y fui muy puntual en mi pregunta. Obtuve de respuesta por supuesto una respuesta muy puntual. 

La primera semana debíamos de presentar un trabajo grupal así planeamos una reunión en el auditorio. Durante la reunión se me descargo el celular así que le pedí el suyo prestado. Mi viejo celular tenía una batería inflada a punto de morir así que cuando terminamos la reunión pedimos KFC para hacer hora mientras yo cargaba el celular. Él me invitó un poco de su Twister y se sentó a mi lado en el piso del auditorio. Hizo una broma tonta y me reí. Luego sonrió y me miró a los ojos y sentí que me desvanecía en su sonrisa.

Estaba tan hipnotizada que se me ocurrió que su hombro que estaba al lado del mío sería un lugar cómodo dar una pequeña siesta. El no retiro el hombro y solo se quedó mirando mientras yo disfrutaba su olor y descubría que en verdad era tan cómodo como imaginaba.
Imagino que eso es algo que no suele pasar.
Siempre te sientes decepcionada cuando le pones demasiadas expectativas a algo o alguien.
El me invitó un caramelo que sacó del bolsillo que tenía sabor a uva mentolada.
Su mirada me trasmitía una calidez que nunca había sentido antes y una oscuridad extraña y misteriosa.
¿Ya les comente mi obsesión con los misterios y resolver problemas? Él parecía un problema andante y yo quería descubrir de donde venía ese extraño misticismo oculto en su silencio. 

Nos movimos a las sillas después de un rato y comenzamos a jugar a hacernos cosquillas y tocarnos las manos. Quería ir de su mano hasta el fin del mundo aunque suene ridículo y cliché en este momento al recordarlo. Sentía que era mi lugar y que junto a él vencería un dragón si se atravesaba en nuestro camino. Demasiados sentimientos para el primer día solos en una reunión de trabajo grupal.

No tengo idea de dónde salió tanta valentía. Había perdido la cabeza. Era un brujo y me había hechizado. Las semanas que siguieron estaban rodeadas de indirectas y de charlas de nuestros gustos. Descubrí que amaba ir a conciertos y el descubrió mi gusto por la lectura. Estaba asustada de lo fácil que era hablar y coquetear con él. Sabía que estaba mal pero no podía dejar de hacerlo. Tal vez solo no quería porque la atracción era evidente y algo impúdica.

Sentía una conexión tan fuerte que sinceramente había salido por completo de mi control.
Mi compañero de grupo se dio cuenta al instante y sus bromas no hacían más que sonrojarme.
No paso mucho tiempo para que cualquier compañero de la carrera empezara a lanzar bromas sobre nosotros o me preguntarán o mandarán recados para él. Sabían que nos veíamos seguido.

Aunque no tenían idea de lo extraño y problemático que se tornaban nuestros encuentros furtivos.

Un año desastrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora