No me dejes.

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No me dejes

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Nos enamoramos una sola vez en la vida.

El resto de nuestros días, los perdemos buscando

A alguien con quien volver a sentir lo mismo.

(anónimo)

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Ese día llego a su casa agotado, no solo había sido un día difícil el hospital, sino que también estaba cansado mentalmente, todo el día estuvo pensando sobre lo que había hablado con la chica de ojos violetas, ¿debería intentarlo una vez más? ¿debería darle otra oportunidad a su ya gastado matrimonio? ¿Debería generar ese amor por Orihime que una vez creyó tener? Se estaciono frente su casa, suspiro fuertemente, prendió un cigarrillo y tomo su celular en sus manos. ¡dios era difícil! Le estaba costando entrar a su casa con un demonio, estas semanas habían sido en especial difíciles con Orihime, ella intentaba de todo para hablarle o para llamar su atención, pero él, demonios él era el difícil. Aun no podía sacarse de la mente todo lo que había pasado con su mujer y mucho menos con Rukia, el humo estaba en el interior del auto, pero no le molestaba. Habían tantos pensamientos en su cabeza que no podía ordenaren ese instante todo era demasiado complicado para él, tal vez era sencillo pero maldita sea que estaba complicado ¡que alguien le diga que debía hacer! Suspiro y apago el cigarrillo; se bajó del auto tranquilamente, tomo sus pertenencias y camino hacia la casa. Al abrir se encontró con su hijo haciendo sus tareas y a su lado Orihime doblando ropa con tranquilidad.

- ¡papá! -exclamo el chico - ¡bienvenido a casa! - corrió hacia él

- estoy en cada Kazui - miro a su esposa - Orihime

La ultima miro con asombro a su esposo, pero sonrió ante tal gesto, se levantó con rapidez y tomo las cosas de su esposo, sintió el olor a tabaco en el delantal de trabajo por lo cual fue a lavarlo con rapidez.

- ¿deseas comer Kurosaki-kun? - pregunto con cierta timidez

- sí, por favor - respondió - tomare un baño primero.

- ¡s-si! - dijo nerviosa-iré a verlo inme- -

- iré yo, gracias

Subió las escaleras en silencio, cada paso que daba era una especie de determinación que iba teniendo en ese instante, debía hacerlo. Rukia tenía razón, si no lo intentaba una vez más podría arrepentirse el resto de su vida. Luego del baño cambio sus ropas y se dejó caer en la cama matrimonial que compartía con su esposa.

- ¿papá?

- ¿si? - dijo sentándose-

- la comida esta lista -

- iré enseguida

- oye papá

- ¿si? -

- ¿podré seguir viendo a Ichi-chan? -

Juntos a través de los años.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora