Lo siento

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Lo siento

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"Y aunque no sea cierto dime que me quieres mucho

y que no puedes vivir sin mi"

Frida Kahlo

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El silencio en aquel auto estaba presente; dirigió la mirada a la mujer que tenía a su lado, estaba acurrucada mirando por la ventana, abrazando sus piernas con fuerza, su cabello desparramado, ese vestido blanco caía por el asiento prohibiendo la mirada de sus piernas, miro su rostro, sus ojos miraban la nada, rojos de tanto llorar, esas mejillas aun mojadas por las lágrimas que seguían cayendo silenciosamente y sus labios rosas tiritaban levemente.

- estamos llegando -susurro

- si - respondió revisando su celular -

- lamento que hayas tenido que acompañarme - volvió a susurrar bajando del auto -

- ¡Rukia! - exclamo bajando del auto también -

- te puedes ir - decía mientras caminaba con su voz pastosa y cansada hacia la entrada - gracias por acompañarme, tu esposa debe estar preocupada - dijo abriendo la puerta -

- ¿y los empleados? -

- están en el fin de semana de recreación -

- me quedaré hasta que llegue Byakuya - agrego acercándose a ella -

- no es necesario, tu matrimonio va bien. No quiero ser responsable de arruinarlo -

- descuida, Orihime entenderá - hablo cerrando la puerta tras de si -

- ¿Qué entenderá? -

Ambos se quedaron viendo en ese salón de entrada de aquella gran casa ¿Qué entendería? Ichigo miro a Rukia detenidamente, estaba cansada realmente, vio cómo se sacaba aquellos guantes a juego con ese vestido, ese adorno en sus cabellos también era despojado de su lugar.

- vete ya - dijo acercándose a la escalera -

- ¿Qué fue lo que paso? -

- nada, mañana pasare por Ichika donde Isshin-san -

- Rukia, responde -

- no deseo hablar ahora Ichigo, estoy cansada - dijo subiendo las escaleras -

- Rukia ... -

Veía como esa mujer subía con elegancia las escaleras, siempre había sido así, esa elegancia era tan de ella que no podía alejarla a pesar de estar por una situación como esa. No sabía cómo lo hacía, pero siempre terminaba al lado de ella, como una fuerza invisible, estaba frente de la ex habitación de la chica sin darse cuenta, apoyo su mano y su frente en dicha puerta y cerró los ojos, ¿Qué tenía que hacer ahora? ¿Qué se suponía que debía hacer? ¿dejarla tranquila y marcharse? ¿obligarla a que le dijera? Demonios... era un inútil, no podía proteger a la chica que siempre le había protegido con anterioridad. Escucho un murmullo y un leve gemido, abrió sus ojos, escucho nuevamente ese hipo de llanto. Su mano se posó en el pomo de la puerta y comenzó a girarlo con lentitud, lo que estaba a punto de hacer marcaría el antes y el después. Desataría una tormenta o dejaría la calma para siempre y debía elegir ahora.

Juntos a través de los años.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora