- Quizás gritas como loca en la cama – susurró en mi oído. En un rápido movimiento me dejó a centímetros de su cara – puede que sea eso – sentí su aliento rozar mis facciones y me estremecí. Alguien debía terminar lo que Harry comenzó ¿no es así?
- Puede que sí – comenté siguiéndole el juego. Sabía que ambos habíamos tomado más de la cuenta, pero notoriamente ambos necesitábamos del juego del otro.
Comenzó a hacer pequeñas figuras con sus dedos bajo mi camisa, logrando que mi ritmo cardiaco aumentara y comenzara a sudar. Está bien, si él quería algo de juego, juego tendría.
- ¿Sabes? Alguien por ahí que llegas a moverte de una manera que… - y solté un suspiro coqueto. Tomé su nuca e iba acercándome a él hasta que nuestros labios chocaron. Sin perder un segundo Louis continuó aquel beso lleno de lujuria y pasión gracias a las cervezas que nos habíamos tomado. Dado a que estábamos en el salón nos era algo complicado llevar a cabo cualquier cosa que se nos viniera a la mente.
Fueron cosa de segundos para que mi camisa adornara el piso de la sala, con las respiraciones agitadas volvimos a nuestro fogoso beso, el cual se hacía cada vez más salvaje. Cerré los ojos y en un empujón Louis me levantó dejando mis piernas alrededor de su cintura. Buscó de manera desesperada el broche de mi sujetador el cual estorbaba en estos momentos. Se tardó unos segundos en soltarlo y cuando lo hizo se me quedó viendo, lo cual hizo que me sonrojara. Lo atraje hacia mí para continuar ese beso. Necesitaba sus labios en los míos y esa sensación de las lenguas chocar dentro de nuestras bocas creando la tercera guerra mundial. Nuestros pechos chocaron haciendo que soltara un pequeño gemido.
- Vuelves a hacer eso y te juro que te doy hasta no poder más – murmuró contra mis labios. Al encontrar una pelea injusta tiré su camiseta de rayas dejando que su torso desnudo se mostrara y me tuviera a mí como una estúpida. Llevó sus labios a mi cuello dejando pequeños besos a su paso. Pasó su lengua por mi sudada anatomía haciéndome soltar otro gemido
- Te lo advertí – susurró y no sé en qué momento fue cuando nos encontrábamos en mí habitación follando como conejos.
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Desperté al otro día con un dolor de cabeza horrible y mi cama hecha un desastre. No recordaba nada de lo ocurrido anoche, pero creo que otra persona sí.
Encontré una nota en el velador junto a mi cama de Louis.
“Buenos días pequeña, lo que sucedió ayer… Ambos queríamos en ese momento, fue sensacional y no me arrepiento. Pero no es lo correcto, no se volverá a repetir.
Te quiere Boo Bear.”
Perfecto, ayer Louis me folló cómo caja y a decir verdad tampoco me arrepiento pero estábamos ebrios y así no se puede. Intenté levantarme cuando llegó un mensaje a mi celular
“La próxima vez intenta no gritar el nombre de Louis tan alto. Despiertas a todo el barrio.
Harry.”