- ¿Qué soy yo en tu vida? – anonada ante su pregunta comencé a murmurar cosas inentendibles - ¿Y bien?
- Harry… Eres lo mejor y lo peor que me ha pasado en la vida –confesé
- ¿Y Liam? – cuestionó
- ¿Quieres que cambie la respuesta? – sonreí de costado y me imitó
- Yo hice la pregunta primero – contraatacó
- Él me salvó, Harry, de la vida de mierda que llevaba…
- Y llevas – murmuró
- Y llevo – comenté dándole la razón – el punto es que el siempre será alguien importante en mi vida, y haya hecho lo que haya hecho lo amo. Porque es el hombre del cual estoy enamorada y por él que estoy dispuesta a todo
- ¿Hasta volver a esa vida?
- Si eso hace que vuelva…
- Demonios ______ ¿Cuándo vas a entender que lo que haces te hace mal?
- ¡Nunca! ¡Porque simplemente no puedo aceptarlo, porque lo amo! – grité con desesperación
- O quizás sólo no quieres – susurró pero lo suficientemente alto para que yo lo escuchara - ¿Y yo? – Fruncí el ceño dándole a entender que no comprendía su pregunta – ¿Qué sientes por mí?
- Ya te lo dije – di media vuelta sentándome en mi cama y mirándolo
- Dijiste que solo soy lo mejor y lo peor que ha llegado a tu vida, explícame
- Eres lo mejor, porque me has ayudado. Has estado cuando nadie más estuvo, ni siquiera Liam y te aprecio mucho por eso. Eres mi mejor amigo… Y lo peor, bueno, porque aunque no quiera me abres los ojos, quizás no de la manera que me gusta, por eso me molesto pero… Eres mi mejor amigo
- ¿Mejor amigo? – Dudó con tono irónico – Ningún mejor amigo le pide a otro que le haga el amor, ¡Vamos ______! ¿Mejores amigos?
- Eres mi mejor amigo, me caes bien y te aprecio
- ¡Me caes bien y te aprecio! – Agudizó su voz imitando la mía con notoria hipocresía – Mejores amigos las bolas, ¿Cómo no entiendes eso? Ningún mejor amigo le pide a otro que lo bese porque si, o le pide que tengan sexo porque si.
- Somos otra clase de amigos, nosotros somos…
- ¿Otra clase de amigos? – Me interrumpió mientras levantaba una ceja - ¿Qué otra clase de mejores amigos existe?
- Amigos con derecho – me encogí de hombros siendo de lo más obvia
- ¡Entiende de una vez! – Levantó tanto la voz que llegué a saltar del susto – Si vamos a ser amigos, seámoslo. Pero no hagas que confunda las cosas
- Si confundes las cosas es tú problema – Se acercó a mí de manera peligrosa y quedó a centímetros de mi cara
- ¿No entiendes? Yo quiero ser más que un amigo con derechos – y sin más se marchó.