Un charco sin fondo.

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 Thaddeus siempre ha sido un hombre calmado, a pesar de la pesadilla vivida,  él sigue siendo fiel a sus principios. Su hermano menor murió en un accidente de caza, o al menos eso es lo que piensa todo el mundo, nadie sospecha de él, y mucho menos de su hermana María. 

Habían pasado casi 8 años después de esa noche,Thaddeus desde entonces había hecho cosas horribles para mantener a salvo a su hermana, al principio por miedo, luego por amor a la familia. Un día en la tienda de pólvora de su padre, un hombre con gran bigote entró y miró aThaddeus, parecía un hombre de unos 50 años, su mirada parecía triste y seria, pero a pesar de ello, mantenía una sonrisa cálida. Iba vestido con un abrigo negro largo, tenía un bolsillo en el lado izquierdo del pecho por el que asomaba una cadena de plata.

"Hola Thaddeus, me llamo Octavius Bell, supongo que no me recordarás pues hace muchos años que no nos vemos" - Dijo el hombre, mientras se quitaba su sombrero, destapando su pelo algo largo y con tonos grises.

"Lo siento, no le recuerdo, ¿que desea señor Bell?" -Thaddeus respondió con un tono frío mientras le miraba fijamente a los ojos, cruzado de brazos.

Octavius borró su sonrisa al instante, miró su sombrero y se lo puso de nuevo.
"Soy un viejo amigo de tus padres, he estado fuera de la ciudad desde hace más de 10 años y he pensado que podría... que debía ver como os iban las cosas, os tenía mucho aprecio a ti y a tus hermanos cuando erais unos renacuajos" - El tono de Octavius cambió, parecía decepcionado.

Thaddeus se limpió la garganta y le miró, suspiró y con un tono más calmado le dijo:
"De verdad que lo siento, ya sabes, pasaron muchas cosas y bueno... fueron unos momentos complicados, cambiaron muchas cosas de repente".

La sonrisa volvió al señor Bell, pero de una forma más discreta.
"No importa chico, lo entiendo perfectamente, quería presentar mis respetos ante ti y tus hermanos, ¿sería posible que los viese un día de esta semana?".

Los ojos deThaddeus miraron a todas partes, contuvo la respiración durante dos segundos, resopló, sonrió levemente y entonces dijo: "Bueno, creo que usted no lo sabe, pero mi hermano Buford está..." - De repente algo le hizo callarse, la puerta del humilde negocio se abrió lentamente detrás del señor Bell, Thaddeus sabía que era ella, el ambiente se cargaba con solo su presencia.

María se puso al lado de Octavius, era toda una mujer, era preciosa, llevaba un pequeño sombrero de copa corta que ocultaba su singular cabello, cual llevaba recogido minuciosamente con una coleta. Su maquillaje era muy discreto, pues su tez era bastante pálida por si misma, resaltando sus ojos con un color negro como el carbón.

Octavius se quitó el sombrero y esta vez su bigote no evito mostrar una sonrisa amplia y sincera, mirándola arriba a abajo. Iba muy cuidada, con un vestido de falda larga que arrastraba por el suelo, pero lo que más destacaba era en su cuello, llevaba una cadena corta en la que colgaba un precioso zafiro engarzado.

María lo miró fijamente a los ojos y mostró una sonrisa inocente y dulce, lo reconoció al instante.
"¿Octavius? ¿Eres tú verdad?" - Dijo María con entusiasmo, mientras estrechaba los dedos de sus propias manos frente su pecho, como si fuese a rezarle.

"Sí Lady María, soy yo, y no sabe lo que me llena de alegría que me recuerde, se ha convertido en una mujer preciosa como lo fue su madre" - Octavius no lo pudo evitar y agarró las manos de María con fuerza, mientras le miraba a los ojos, parecía emocionado en exceso, incluso se podía ver como sus ojos se humedecieron nada más ella le dedicó unas palabras.

 Thaddeus estaba detrás del mostrador, callado, con una leve sonrisa mientras veía la felicidad de un hombre al reencontrarse con el vivo recuerdo de unos años mejores.

La fría sangre.Where stories live. Discover now