Capítulo setenta y uno

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Jesús besa mi cuello y sonrío, nos hemos quedado dormidos abrazados.

-¿Te hice daño?-Pregunta agarrando mi barbilla y niego.

Me besa y le miro, está tan guapo. Entrelaza su mano con la mía y sonrío.

-He deseado tanto este momento-Susurra con una risa y me río-Ay que te sonrojas nena, que no pasa nada-Me besa y vuelvo a reírme.

Toca mi cuello, seguro que habrá dejado mogollones de marcas. Aunque bueno él también tiene, tanto en el pecho como en el cuello.
Jesús acaricia mi cuerpo de arriba a abajo con dos de sus dedos, el índice y el corazón. Me acomodo sobre su hombro y paso mi pierna por encima de su cintura, así girándome para verle mejor. Pone sus labios para que le bese y me río. Le vuelvo a besar y aunque me aparte, él alarga el beso por todos los métodos posibles.
Apoya su mano en mi cintura y se muerde el labio mirando hacia abajo. Enredo mis manos entre su pelo y él frunce el ceño, creo que soy una de las pocas personas a las que ha dejado que le toquen el pelo. Me encanta tanto, ahora que lo tiene más largo que antes seguro que la coleta le quedará mejor.

-Nena-Me llama pellizcando mi cintura y le miro-¿Puedo quedarme a dormir contigo hasta que me vaya?, no tengo demasiado dinero para pagarme el hotel, si me dejas...-Le interrumpo besando sus labios y sonrío.

-Claro que puedes quedarte.

-¿Tus padres no dirán nada?-Pregunta nervioso y niego.

-Tranquilo, no me dirán nada-Me río y él alza una ceja.

-¿Seguro?-Tartamudea y suspiro, obvio.

-Sí Jesusín-Me río y agarro su cara, él se ríe y vuelve a besarme.

-Echaba tanto de menos que me llamases así-Sonríe mordiendo mi labio.

La puerta de fuera de mi casa se abre y suspiro, mierda. Nos vestimos deprisa e intentamos acomodar lo que hemos destrozado en el cuarto, abro el pestillo y me tiro con Jesús a la cama, haciéndome la dormida porque supongo que mi madre o mi padre entrará para abrir la puerta. Exactamente pasa eso y Jesús me pega más a él.

-Jesús-Dice mi madre anonadada y él se ríe-Que sorpresa verte, ¿Qué tal por Francia?-Noto como mi madre se sienta en la cama y Jesús suspira.

-Bueno, más o menos-Se ríe Jesús y mi madre hace lo mismo.

-¿Te ha ido bien?-Pregunta mi madre con otro tono de voz y escucho un "sí" por respuesta de Jesús-Mia lo pasó muy mal.

Escucho risas por parte de Jesús y suspiro, paso un brazo por su cintura y me abrazo más a él. No sé porque mi madre tendrá que contarlo todo.

-La he echado mucho de menos-Dice Jesús acariciando mi brazo y besa mi frente.

-Os dejo solos que supongo que queréis estar tranquilos, un beso-Se despide mi madre y sale de mi habitación.

Abro los ojos y Jesús se ríe. Creo que ahora me da vergüenza mirarle, no sé me siento rara sabiendo que hemos hecho eso. Nos levantamos de la cama y abro la puerta, mi madre sonríe al vernos y aparto la mirada, pf.

-Mamá, Jesús se va a quedar hasta que se vaya, ¿Vale?-Ella asiente y sonrío, por momentos he pensado que iba a decir que no.

Salimos de mi casa y Jesús pasa un brazo por mis hombros, besa mi sien y sonrío. Echaba mucho de menos salir con él toda la tarde, vamos a revivir los momentos de antes. Huele tan bien, me encanta.

[...]

-¡Pero no pongas esas caras!-Digo riendo y sacando de nuevo otra foto- Jesús no me hago más fotos contigo eh.

-La última-Me agarra la cara y me besa, saco la dichosa foto y Jesús se ríe.

Le doy su móvil y se lo guarda en el bolsillo. Agarra mi mano y seguimos andando, Jesús señala una parada, oh.

-¿Te suena de algo?-Pregunta riendo y cruzamos la carretera para llegar a allí.

Si no llega a ser por esa parada, aseguro que no hubiese conocido a Jesús. Me acuerdo que verle por las mañanas me alegraba el día, y cuando se iba estaba deseando que llegase la mañana siguiente para volver a verle.

Al llegar a allí, Jesús me agarra la cintura y me besa. Vuelvo a decir una vez más que no me canso de sus besos, que quiero más y más.
El autobús llega y nos subimos, sé que el centro de Málaga no es lo mismo que el de Madrid, pero algo es algo.

Mierda, no puede ser. Allí está Javier, aparto la mirada para que no me vea pero que va, ya me ha visto.

-¿Mia?-Pregunta alzando una ceja y asiento nerviosa, Jesús me mira y le miro, pf.

Niego y Jesús busca un sitio en el que sentarnos, seguro que ya estará picado. Javier me mira e intenta llamar mi atención, que no quiero hacerle caso joder.

Jesús me besa y sé porque lo hace, adora dar celos. Que esté mi ex aquí teniendo a Jesús aquí ahora mismo, no me agrada.
Javier se gira y Jesús le mira.

-Nena, cambiame el sitio anda-Dice señalándome para que me quite de mi asiento y me siente al lado de la ventana.

Al hacerlo Jesús pasa un brazo por mis hombros y se gira para que Javier no pueda mirarme, casi que lo agradezco pero que tampoco exagere.

Olvidando a aquel gilipollas, me centro en Jesús. Pf, ¿He dicho ya qué está guapísimo?
Sonrío y me saca la lengua, adoro sus tonterías. Ahora que es mi novio, me siento rara, no sé es extraño.

Rato después salimos del autobús y Jesús pasa un brazo por mis hombros, estoy tan contenta de que esté aquí conmigo.

-Te juro que llega a decirte algo y quien le parte la cara esta vez soy yo-Mira hacia atrás y me río- Que gilipollas.

Cuéntame al oídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora