Uno

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Hoy ha sido un día infernal en el trabajo, y Edward está absolutamente agotado. Lo que es raro. Prácticamente él tiene más aguante que todos los corredores de pista en el mundo.

Pero hoy era la excepción.

Su laboratorio usualmente estaba más bien aburrido, probando nuevos farmacéuticos y otras cosas.

Pero otra vez, hoy era la excepción.

Porque hoy, cinco adultos jóvenes fueron dejados en los peldaños del laboratorio, con solo la ropa en sus mochilas. Lo que en sí mismo era bizarro, pero se ponía más extraño todavía. Cada uno de los supuestos huérfanos tenían un par de orejas asomándose por su cabello, y una cola en lo bajo de sus espaldas. Los cinco.

Edward estaba sin palabras.

Y por supuesto, como era un laboratorio, los trabajadores prontamente se llevaron a las cinco personas para examinarlas. Probaron que las orejas y la cola eran reales, solo un anexo extra saliendo de su piel. Pero seguía siendo irreal. Parecía un episodio de un programa de bromas, o incluso, de la Dimensión Desconocida. ¹

Pero no había cámaras, ni nada parecido. Su equipo pasó todo el día buscando información de los jóvenes - todos chicos, de edades ligeramente diferentes, como parecía - tratando de descubrir su origen, parientes, tal vez, dónde consiguieron su parecido con los gatos, cómo incluso funcionan apropiadamente. Era irreal.

Edward documentó todos sus hallazgos y puso los archivos en su gabinete, antes de tomar a cada uno de los jóvenes y dejarlos en la sala de pruebas alejada del laboratorio, cada uno en su propia jaula. No quiere que nada les pase hasta que llegue al fondo de esto.

Está completamente oscuro para cuando su trabajo terminó y emprende su camino afuera, solo la iluminación fluorescente guiándolo hacia su carro. Está terriblemente estresado, incapaz de pensar o conducir. Pero tiene que llegar a casa, sus estúpidos hermanos probablemente causarán un infierno sin él.

Se hunde en el asiento del conductor, dejando salir un pesado suspiro antes de abrocharse el cinturón. Enciende el auto y toma su ruta normal hacia su casa.

Da reversa hacia el garaje, poniendo su mano detrás del asiento del pasajero mientras miraba hacia atrás, lentamente adentrándose hasta que lo ve.

Está pasmado por millonésima vez en el día.

"¡Hola!"

"Maldición." Edward suspira. "No me pagan lo suficiente para esta puta mierda." (Miente. Le pagan en exceso. Qué diva). El usualmente templado hombre maldice como un marinero mientras su corazón late rápidamente. Odia los sustos desprevenidos.

"¿Qué mierda haces en mi carro?" Le gruñe al pequeño gato en el asiento trasero de su carro, a quien reconoce como el menor del grupo de adultos jóvenes que llegaron hoy.

El gato lo mira fijamente  con sus ojos azul marino, sus orejas marrones temblando en su desastroso revuelto de cabello café, aparentemente sin importancia. Es el más pequeño, de edad y tamaño. Edward lo mira, preguntándose por qué querría uno de los híbridos seguirlo. Qué desastre.

"No me gustó estar allá. Frío." Responde simplemente, alcanzando el brazo de Edward. "Cálido". Ronronea, agarrando fuertemente su muñeca, hasta que Edward se aleja." Hey." Hace un puchero.

Edward envía dagas heladas hacia él, apretando su mandíbula. "No me toques. Esto es un maldito Gucci, y probablemente cuesta más que tu vida." Hace una pausa. "Probablemente." Revalúa su declaración, mirando al híbrido de arriba a abajo. Él es especial, podría ser vendido al sangriento gobierno por millones de libras. Billones, incluso. Todos ellos lo harían billonario. Su pulso se acelera ante el pensamiento.

Hybrids • {Trillizos Styles x Louis} • {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora