Una Tradición

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Desde que nacemos, hay un vínculo que nos une a dos vertientes en la vida, "ser o no ser".

Muchos de nosotros en el momento que vamos tomando conciencia de lo que hacemos parece que los caminos se van estrechando o ampliando según el punto de vista, y por ende formando ese sendero por el cual buscamos nuestros sueños e ilusiones.

Sin embargo todos tenemos un trazado que aunque modifiquemos o intentemos cambiarle, nos llevará a su cauce como lo hacen los ríos. ¿Será una coincidencia? O simplemente un paradigma llamado destino... Todos estos pensamientos rondan en mi cabeza sin darme cuenta de que es hora de ir preparando el ritual para los siguientes en la sucesión del sello, antes del último eclipse del año entrante.

— Buenos días Azim, que placer verle en esta mañana —dijo una dulce voz entrando en mi alcoba con una bandeja en sus manos, mientras me estiraba y trataba de dejar de pensar en este suceso.

Soy el hijo de quien cuidaba este templo, y por ende el encargado de velar, cuidar y protegerlo ya que es la esperanza y esencia de nuestros ancestros. Una vez estamos demasiado viejos para continuar ejerciendo esta función, le pasamos nuestras virtudes al siguiente que sea digno de ser quién guíe a los demás con el legado que tiene sus miles de años, generación tras generación...

El siguiente en cada línea no necesariamente es un familiar, sino aquel que cumpla los requerimientos para estar al frente del que es origen de nuestra vida en la Tierra, quienes permiten a través de su sabiduría que el equilibrio prevalezca.

— Buenos días Coralina, gracias por el desayuno, se ve delicioso — expresé soltando una leve sonrisa, mientras ponía la bandeja en una mesa muy cerca de mi cama, sin embargo cuando le miré a los ojos pude notar un poco de tristeza, algo que no caracterizaba su persona. — ¿Pasa algo?

— Pues... señor, hoy llegó el mensajero que usted tanto esperaba - pude notar un tono de preocupación mientras decía aquello. - Se acerca ese día cada vez más y sabemos que significa eso.

— ¿Crees que no estamos preparados?

— Pues la verdad no estoy segura de las cosas que puedan pasar, tenemos un gran peso sobre nuestros hombros, hablamos de todo el mundo y sus descendientes. Y somos los responsables de que todo se pueda desarrollar y llevar a cabo.

— Tranquila, no hay nada que pueda salir mal, ya verás, esto es una tradición que ha sido bastante repetitiva, y no creo que haya nada distinto, ningún contratiempo de hecho, estaremos preparados para cumplir nuestra misión acá para tener nuestra libertad espiritual. Solo debemos ser positivos y pacientes con nuestros aprendices.

Coralina y yo tenemos aproximadamente la misma edad, unos cincuenta y tantos, pero por mi vestidura aparento ser aún mayor. El aspecto de monje budista o algo parecido me dan un aspecto bastante autoritario, pero la verdad es que soy muy flexible, y me gusta ser guía para los demás, creo que por ello me escogieron en esto.

Tengo piel morena, ojos avellanados y un poco de cabello que da muestras de la entrada en edad, la parte superior raspada y los bordes siempre alineados con mucha precisión, aunque admito que todo sería más sencillo de no tener que llevar un amuleto que según el templo muestra mi superioridad ante los demás.

Coralina pues en contraste conmigo es una señora muy conservadora, tiene una piel muy blanca y cuidada, cabello corto y negro que llega a sus orejas con canas asomándose, tiene casi cumplidos los sesenta. Aun así se mantiene como toda una mujer de perfil humilde y bastante sencillo. Hubiese sido la esposa y madre perfecta, pero nuestro deber se interpuso desde muy temprano y la responsabilidad es gigante, desde que llegó acá se dedicó a cuidar el templo y aprender conmigo los conocimientos que se otorgaran más adelante a nuestras esperanzas humanas.

La Reencarnación Del EclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora