Un día en específico del mes, la insistencia de Shinya incrementó a niveles que el azabache no podía soportar.
Ocho de diciembre.
Al ser la primer navidad en la que vivían juntos, armarían su propio árbol. Era hora de utilizar todas las porquerías que compraron aquella vez, no serían tan innecesarias después de todo.
— Bien, primero... —musitó, buscando con su mirada azulina algún lugar de su apartamento que sea adecuado para acomodar el pino que compraron. Sus ojos se detuvieron en un pequeño rincón, en el punto en que la pared y la barra de la cocina se unían; junto a una ventana—. ¿Qué te parece si lo armamos aquí? —preguntó, señalando dicho sitio.
—Tú lo harás, así que me da igual —respondió Guren, volviendo su vista a la televisión. En realidad, ni siquiera estaba dando algo bueno, era un especial de navidad.
—Y tú lo harás conmigo, así que dime si te parece bien.
—Nunca acepté hacer algo así —refunfuñó, frunciendo sus finas y oscuras cejas—. No necesitas mi ayuda, hazlo tú solo.
El de cabellos claros apretó los labios para no suspirar de frustración, meditando internamente. Se mantuvo unos segundos en silencio, pensando con detenimiento su contraataque, las palabras correctas para hacer que su amargado amigo cambiara de opinión.
«Piensa, piensa... Debe haber algo», se dijo internamente. Hizo un corto recorrido en su memoria, como si intentase recordar algún chantaje que le sirviera en ese momento. Sobornarlo con curry no funcionaría, mucho menos con café. Ya había utilizado esas cartas.
Guren no era alguien que caía tan fácil en tentaciones tontas... Pero sí en juegos tontos. «¡Bingo!», festejó en su cabeza.
—Pero Guren, no tiene sentido armar un árbol de navidad si lo hago solo... —dijo, como si fuese lo más obvio del mundo. Sacó su celular del bolsillo trasero de su pantalón, siendo consciente de que el pelinegro estaba mirando atentamente sus movimientos—. Bueno, supongo que lo entiendo.
—¿Eh? —pronunció el chico, perplejo. ¿Shinya estaba dejando de molestar por su cuenta? Oh, la navidad era diabólica. Recuperó su semblante neutro, y carraspeó su garganta—. Si lo entiendes, no molestes.
El que la sonrisa del menor se ensanchara, no anticipaba nada bueno. No, absolutamente nada. Conocía esa maldita sonrisa, que paseaba entre regodeo y burla. Sabía que era cuestión de tiempo para que se arrepintiera, nuevamente, de haberse mudado con Shinya.
—Entonces no te molestará que llame a Kureto para que lo arme conmigo, ¿verdad? —Ahí estaba, el chico puso un dedo sobre ese botón que, si presionaba, detonaría una bomba dentro de Guren, que desataría por completo su irritación—. O bueno, ahora que lo pienso, puedo llamar a Shinoa también...
—No quiero un pie de ninguno de esos dos revoltosos en mi departamento —se apresuró a decir, previniendo el posible dolor de cabeza que le darían esos tres juntos.
—¿Eso significa que armarás el árbol conmigo? —indagó con sorna, esbozando esa estúpida sonrisa que el mayor odiaba tanto.
Guren entrecerró sus ojos, dándose cuenta del rumbo que tomó la conversación; claramente, en su contra.
—Tú, pequeño pedazo de mier...
—Bien, bien. Manos a la obra —le interrumpió un sonriente Shinya, básicamente tirando encima de sus brazos una caja que contenía escarcha y guirnaldas—. Primero ayúdame con estas.
Un bufido por parte del Guren se elevó en el aire, mientras se levantaba del sillón. Era algo inútil discutir con Shinya, por más que no lo admitiera, no tenía posibilidades de ganar completamente. Podía no ayudar a decorar, pero estaba seguro que tendría que soportar a cierta uva estorbando en su camino; suficiente tenía con su mejor amigo —a quien planeaba cobrarle todo esto luego—.
![](https://img.wattpad.com/cover/91700399-288-k276876.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Dulces fiestas ✧ gureshin
FanfictionGuren odia los días festivos, en especial navidad. Shinya, por el contrario, ama las fechas navideñas. Gracias a ello, se propone darle al azabache la mejor navidad de todas.