-¿Por que es tan linda? -Se repetía a su misma persona mientras se observaba en el espejo.
Recordaba sus rizos rubios caer como cascada por sus hombros, o cuando reía como estos imitaban su movimiento. Sus grandes ojos grises llamaban su total atención, largas y espesas pestaña que cubrían sus ojos le fascinaban en lo absoluto. Su esbelto cuerpo lo recordaba cada segundo.
No podía dejar de pronunciar su extraño y poco común nombre: Shaleigh.Se había obsesionado con ella tan sólo con verla, jamás le había pasado por la cabeza sentir esa atracción por aquella única chica. Sentía que se estaba enamorando de ella. Agradecía que ella no supiera quien era, tenía miedo a su rechazo, miedo a que no le mostrará el afecto que quería.
-Tu serás mía, Shaleigh, y tenlo por seguro -Menciono por última vez antes de romper el espejo por el cual se veía.
Leah veía como todos salían de clases para ir directo a la cafetería, no había socializado con nadie, no quería pasar el receso sola, tenía que buscar una compañía. Buscaba con la mirada a una chica de su clase, aunque solo unas palabras compartió con ella, quería por lo pronto estar con ella.
Miro una cabellera pelinegra y supo al instante que se trataba de Sidney, o creía que ese era su nombre. Se acercó con sigilio a ella, pero esta empezó a andar con rapidez a la parte trasera del Instituto. Le pareció algo extraño, y la siguió.
No quería que se diera cuenta que la seguía, no quería que la viera como una acosadora, pero la curiosidad la mataba por completo. Trato de seguirla a su mismo paso sin causar mucho ruido.
Al salir observo el patio trasero, era inmeso con unos gigantescos árboles, todo estaba rodeado de pasto que lo hacía lucir increíble y muy lindo, un poco distraída por el hermoso paisaje que se encontraba observando olvidó por completo a Sidney. Caminaba sin saber a dónde ir observando por todos lados.
Su mente hizo click cuando observo que se encontraba en el suelo, había chocado con alguien, un chico en especial. Observo como este se paraba rápidamente y sólo la observó por solo unos segundos, los cuales le parecieron eternos por aquellos penetrantes ojos de aquel chico, un azul oscuro. Sacudió su cabeza y pasó de Leah. Ella lo observo incrédula, pensó que al menos le ofrecería su ayuda, pero se equivoco.
- ¡Gracias por tu ayuda, lo agradezco mucho! -menciona cínica, no podría creer que un chico como él la había dejado botada en el suelo.
Él la voltea a ver solos unos segundos, de nuevo, y sola la ignora. Leah se levanta indignada y se acerca a él con rapidez; toma su brazo con fuerza y hace que voltee hacia ella. Se sintió un poco intimidada que esos ojos azules la observarán, su mirada era tan penetrante que le daba un poco de miedo.
- ¿Qué te pasa por la cabeza, idiota? -dice molesta observándolo.
Él retira levemente su mano de ella, pero al instante se arrepintió de sentir una corriente extraña por todo su cuerpo haciendo que la soltara de una manera brusca. Ella lo observa confundía y ofendida por la manera brusca que la trata.
-Sabes -vacila-, no he hecho algo para que actúes de esta forma, así que no merezco tu desprecio.
Él la observa por unos largos segundos- Nadie me dijo que no podía tratar a las personas como mierda, así que lo hago -de sus labios solo salía puro veneno.
-No puedes tratar a las personas como mierda -dice-. Así que no lo hagas.
- ¿Quien te crees tú para decirme que debo hacer y qué no? -la encara totalmente. Él es alto, mucho más alto que Leah, algo que la intimida ya que tiene que alzar su vista a sus penetrantes ojos.
-Una persona la cual se sintió ofendida por ti -balbucea, el chico noto su nerviosismo, sabía que él, le provocaba un poco de miedo, algo que se le hizo divertido.
- ¿Tienes miedo? -da un paso hacia ella, está al instante se aleja. Una sonrisa se forma en sus labios-. Lo sabía.
-¿Quien no tendría miedo? -dice después de unos segundos-. Tu mirada aterradora y tú forma de socializar con las personas da mucho de que hablar -suena más segura, aunque el temor sigue ahí.
El la observa por unos segundos:- Entonces solo alejate de mi, ¿si? Me harías un gran favor.
-Y ahora te haces el indignado -murmura-, eres tan bipolar, chico malo.
-Solo alejate, ¿si?
-Tratare, lo prometo -una sonrisa burlona se forma en los labios de la chica para después reír a carcajadas.
-¿Qué es tan gracioso? -pregunta el chico con fastidio.
-Leah, Leah Fernsby -se presenta ignorando su pregunta.
- ¿Y a mi que me importa tu nombre? -suelta con brusquedad.
- ¿Cual es el tuyo? -preguntó ignorando su indiferencia.
-No te interesa -concluye.
-Que asocial eres -se cruza de brazos para luego dar media vuelta y marcharse.
Jaxon solo la observa y ríe. Da media vuelta igual que la chica y se dirige al estacionamiento para por fin marcharse.
~•~
- ¿Por qué tan molesta? -pregunta Sidney con una sonrisa burlona en sus labios, había visto todo.
- ¿Y aún lo preguntas? -bufa molesta.
-Vamos, no fue tan malo -alienta-. No soy quien para decirte pero -toma una pausa para que está le preste atención-, él no es bueno para ti, está metido en extraños embrollos. Dicen que es un psicópata, que ha matado todos y cada unas de sus amistades incluyendo a sus familiares.
-Entonces, ¿es un rumor eso? -pregunta un poco intrigada, ya que se acerca un poco para escucharla mejor.
-Se podría decir, pero han muerto sus familiares y amistades -dice-. Y yo he estado en uno de ellos -susurra.
- ¿Hablas en serio? -preguntó sorprendida, podía esperar cualquier cosa salir de los labios de la pelinegra, pero no aquello.
-Lo hago -afirma-. Yo miré cuando asesinaron a su novia.
- ¿Cómo pasó? -Leah la observa bastante sorprendida por la sinceridad de la chica. Sus ojos se abren de par en par, sus labios se abren un poco para formar un círculo.
-Aún no, no es necesario que lo sepas -dice de manera frívola.
