1. «Solo»

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«Todo va a estar bien, podremos sobrellevarlo»

Vivir en recuerdos, recordar cada segundo de tu vida como morían tus seres queridos. Todos los días el martirio de saber que murieron por tu culpa y no poder comprender por qué las asesinan sin ninguna razón, sólo mueren sin dejar rastro de quién lo hizo. Querer escapar del hoyo en el que te encuentras, querer llevar una vida normal. Cada maldito día temer que si podrías tener una amistad o una relación amorosa que en sólo unos meses, incluso días, mueran sin alguna razón; pero lo peor de todo es verlo con tus propios ojos y nunca descubrir quién lo hizo.

"La vida es como una montaña rusa, podremos tener altas y bajas pero siempre podremos superarlo..."

La vida de Jaxon no se reflejaba de aquella manera, la mayoría de veces siempre se encontraba sólo, temía de hablarles de las personas, no porque fuera tímido, si no que les pasarán algo, el ya no podía cargar con más muertes, él no tendría que sufrir así, el no había hecho algo malo.

Observaba por la ventana del aula de clases como todos hablaban entre sí sin miedo alguno, sin temer de que algo les podría pasar... Sólo se preguntaba si el algún día podría tener un vida normal, sin sentir miedo de que él será el siguiente en morir.

El timbre para entrar a clases hizo su aparición, pudo sentir como su respiración se dificultaba, podía sentir como su corazón latía con fuerza, odiaba las grandes multitudes y estar rodeado de cuarenta alumnos no lo ayudaba en lo absoluto.

Pudo ver cómo cada alumno entraba sin alguna preocupación, como si todo fuera de lo más normal, pero la verdad es que en la vida de Jaxon ya no conocía que era la palabra normal.

Tomo sus cosas y salió como un torbellino de aula, no le importaba si tenía una inasistencia, no le importaba en la absoluto...

~•~

-Saben que ya estoy lo suficiente grande y que llego tarde a clases -La voz de Leah se hizo presente dentro del auto de sus padres, ya que estos se ofrecieron a llevar a su pequeña a su nuevo Instituto -. Mamá, papá, necesito irme ya.

-¡Por Dios! -exclamó la voz de su madre, Constanza-. Sacaste lo gruñona de tu padre.

-¡Oye!

-Saben, los quiero demasiado, pero tengo que irme, ¡Adiós! -Se despidió de ambos y salió del auto.

Corrió, literalmente lo hizo, tenía veinticinco minutos de retraso y se le hacía demasiado complicado que la dejaran entrar a clase. Entro como una chispa a la entrada del Instituto, no sabía exactamente donde sería su primera clase, pero estaba segura de que la encontraría.

Su mente divagaba en como haría nuevos amigos, era una chica extrovertida, no se dejaba guiar por lo que las personas decían, era una persona de mente fuerte, claramente tenía sentimientos y aunque hacía todo lo posible por ignorar lo que dijeran los demás, si le afectaba.

De un momento a otro su mente volvió a la realidad, no entendía porque corría como una desquiciada si ni siquiera sabía su clase, así que lo hizo, dejo de correr. Caminaba por los pasillos con la respiración agitada, su corazón latía con fuerza. Pudo ver cómo un chico se acercaba con la mirada gacha, no sabía si preguntarle o no donde se encontraba su clase, pero no lo hizo, sólo lo observo hasta que pasó de ella y sin importarle siguió.

Buscó entre las puertas una que dijera "Dirección" o algo que se le asemejara; el Instituto era bastante grande para buscar puerta por puerta. Sin encontrar respuestas entró a la primera que vio, y por suerte era su aula, algo extraño que le pasara el primer día de clases.

-Señorita Fernsby, ¿no cree que es algo tarde para entrar a clases? -Pregunta el Señor Hayes, un poco molesto al respecto.

-Lo siento, no encontraba el aula y tuve que buscar aula por aula hasta entrar a esta -dice un poco agitada al respecto ya que hablar tan rápidamente no se le da.

-Solo no vuelva a llegar tarde, tome asiento por favor -dice por último antes de retomar la clase.

Busca entre todos los alumnos donde había un asiento vacío, un poco retirado pero encontró uno. Se acercó a este que se encuentra en una esquina un poco retirada; una chica la observaba sin decir nada, observaba cada movimiento que hacía, algo que intimidó a Leah la cual sólo le mostró una incómoda sonrisa. Se dispuso a escucha al señor Hayes que hablaba de algo que no le llama en absoluto la atención a Leah.

~•~

El sonido relajante del movimiento de la hojas de los árboles tranquilizaba a Jaxon, sentía que en cualquier momento su cabeza estallaría en mil pedazos pequeños. Sólo pensaba saltarse todas las clases y después finalmente marcharse. No le apetecía venir, pero lo hacía obligatoriamente ya que era lo único que le quedaba, el estudio.

Pudo ver desde lo lejos con un cuerpo se acercaba hacia el, una chica con exactitud. La reconoció al instante, su cabeza pareció dar vueltas cuando la vio, sentía que en cualquier momento vomitaría. En un abrir y cerrar de ojos ella desaparecio, su mente le había hecho una mala jugada. Los recuerdos vinieron al instante, como si volviera a suceder en tan sólo estos momentos.

Sangre, gritos, lágrimas, golpes, todo lo recordaba, permanecía fresco en su cabeza, como fallecían sus seres queridos.

-Deberías invitarla a salir, parece ser buena chica, sigue mis consejos, hermano y ella caerá rendida a tus pies -Clare habló mientras caminaban por la orilla del lago, le parecía un poco sorprendente que su hermano le hablara de una chica, jamás habían tenido una conversación de esa forma.

-No lo sé, Clare, tal vez no le gusto lo suficiente para que me haya dicho eso, además, el idiota de Bruno está detrás de ella y sabes que él consigue lo que quiere -dice sin ánimos Jaxon mientras patea una pequeña roca que estorbaba en su camino.

-Pero tu le gusta a ella, el idiota de Bruno puede seguir siendo idiota y conseguirse a otra chica, pero ella es tuya -le alenta mientras se detienen a arrojar rocas.

Jaxon no dice nada y sólo asiente. El sonido del agua hacia divagar a Jaxon sin concentrase en lo que se encuentra a su alrededor. El fuerte grito de su hermana lo desconcierta, gira su rostro para verla y observa que está unos metros alejado de él; sus manos se encuentran en su abdomen en el cual brota demasiado sangre al igual que su boca. Corre hacia ella pero ya era demasiado tarde, había caído al lago haciendo un estrondoso ruido.

-Disculpe joven Salvatore, ¿no debería estar en clase? -pregunta con desprecio la vieja inspectora.

-Solo quería tomar un descanso -dice antes de ponerse de pie y sacudirse levemente.

-Para eso existe el receso.

-No necesito sus explicaciones, así que adiós -dice sin más y se retira antes de que escuchar una palabra más salir de la boca maloliente de la inspectora.

Destroy MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora