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Dejó de respirar después del segundo disparo, uno en la pierna, pues no debería escapar, debía acabar con ella y lo conseguí con un disparo justo en su cabeza, el siquiera pensamiento de salir viva de aquí fue aniquilado por mi bala. Tomo mi cuchillo y grabo mis iniciales en su estómago con cortes precisos, "XA", Xi Ánimus. Cuando termino doy unos pasos para alejarme de ahí, mi visión se torna totalmente negra y a lo lejos se escucha esa voz que tanto me atormenta "Bien hecho, treinta y dos". Intenté sentir algo, algo por haber matado a alguien tan cercano a mi, pero simplemente me era imposible, el Nous me quito todo sentimiento hace tiempo, eran debilidades y no me los podía permitir. El color negro que inundaba mi vista se disipó y volví a aquel bosque, su cuerpo ya no estaba, se había esfumado en forma de cenizas, nadie llorará por ella, pues no tendrán donde recordarla.

"¿Por qué yo? Por favor no lo hagas, ¡So!" Sus últimas palabras, palabras que se quedarán marcadas en mi cerebro. Saco de mi mochila la pequeña libreta y anoto su última suplica, hora, fecha y método de muerte, cada uno de ellos tenía su propia página, recuerdos de lo que he hecho, o más bien, lo que me ordenan hacer. Obedecer al Nous, primera regla.

Después de que salió aquella marca en 1983 jamás volví a sentir emociones, jamás volví a ser yo, jamás volví a ser humana. La inmortalidad no era propia de los humanos, pero las emociones son muy propias de ellos. No rebelar tu raza, segunda regla.

Cuando las marcas aparecieron deje todo atrás, el Nous me lo ordenó, y respetando la primera regla lo hice, deje atrás a mi familia, amigos, novio, deje atrás a So y me volví Xi para el Nous. Olvida quién fuiste, tercera regla.

Cada regla especificada en  un sobre, iguales al primero, una "N" sellándolo, y la cuarta no tenía una regla, si no más bien una advertencia

"Si alguna de las anteriores reglas es violada ten por seguro que estás muerta"

Cumpliendo estas, serás inmortal, quedándote con la edad que tenías cuando el Nous te encontró. Pierdes cualquier sentimiento pero las sensaciones las conservas, por si algún día mereces ser castigado. Solo hay una vía para morir, desconocida.

Ánimus Donde viven las historias. Descúbrelo ahora