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Lo que había dicho se repetía una y otra vez en mi cabeza, impidiéndome dormir por el resto de la noche.

«Todo está por cambiar»

El sol se colaba por aquella ventana por la que el había desparecido, pero no me atrevía a levantarme a cerrarla, no me atreví siquiera a salir de mi cama. Intenté repasar mentalmente todo lo que había hecho, por si había roto alguna de las reglas y tenía que morir...

Cerré mis ojos e intente internarme en mi mente, pero no podía, había algo que me impedía entrar a mis recuerdos, intente otra vez, pero esta vez sentí un dolor pulsante en mi cabeza que me hizo abrir los ojos de golpe. Toque mi cabeza inconscientemente buscando alguna herida o sangre, pero todo estaba bien.
Mi mente estaba jodida y no podía acceder a ella.

No pude moverme, estaba demasiado asustada, había sido advertida con historias.

α «alfa» la mataron en Londres, por haber desobedecido al Nous
β «beta» fue castigado por un siglo entero por no haber matado a su amada, pues esta debía morir a petición del Nous, e inevitablemente fue asesinada. Él no fue asesinado porque a él Nous le gusto aquella tortura.

Y la lista continuaba hasta detenerse en η «eta» quien fue la última en morir en circunstancia desconocidas.

Claramente no quería terminar como ninguno de ellos pues hay leyendas de que cuando muere un Ánimus va a un lugar peor que el infierno para la eternidad.

Y si pensarlo más, salí de la cama.

Ánimus Donde viven las historias. Descúbrelo ahora