Camine nerviosamente por aquella casa tan fría y llena de personas que eran tan ajenas a mi, no sabían quién realmente vivía con ellos, no importaba, pronto me olvidarían. Todo en la casa parece tan tenebroso cada paso parecía un tormento pues no quería despertar a nadie, no quería que nadie supiera lo que estaba apunto de hacer.
Tome un marco de la repisa que está frente a las escaleras, la foto retrataba una familia feliz, normal, una que se amaba sin pensarlo a pesar de que uno de sus integrantes no lo hacía. Tome la foto y la saque cuidadosamente de aquel cuadro. Bajando las escaleras me percaté que alguien más estaba despierto y sentado en el sillón. 7:20 a.m.
"¿Adri?" dijo su voz tan chillona, típica de una niña de nueve años
"¿Ana? ¿Qué haces despierta? Es muy temprano" una niña tan pequeña no debería estar en una sala fría con solo un camisón, enfermaría.
"No podía dormir, perdón si te desperté, no quería hacerlo"
"Está bien pequeña, no te preocupes ¿que traes por ahí?" Vi que removía algo debajo de ella, y de sus piernas saco un libro pequeño "¿Un libro?"
"Quería que leerlo pero..." se detuvo apagando su voz, pues ella no sabía leer, o al menos no muy rápido "¿Puedes leérmelo?"
Solo le sonreí, hice que se levantara para sentarme y que se sentará sobre mi. "El Principito", su libro favorito, comencé a leer, a veces me detenía porque Ana me preguntaba algo y me tomaba el tiempo de contestarla. Una frase me llamó la atención y me tome el tiempo de leerla y releerla
"Cuando estamos destinados a conocernos, nos conocemos. Así que tenemos que estar listos para reconocernos"
Ana ya estaba dormida a mi lado, la cargue y lleve a su cuarto, la acosté en su cama, y le di un beso en la frente, si que extrañaría a esta pequeña, regrese a mi cuarto.
Todo estaba desordenado, tirado en el piso o desgarrado y la ventana estaba abierta de nuevo.

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Ánimus
Fantasy1. Obedecer a Nous 2. No revelar tu raza 3. Olvida quién fuiste Si alguna de las anteriores reglas es violada ten por seguro que estás muerto.