Cambios

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Tenía miedo.

No importaba cuantas veces le hubiera dicho Flowey que lo debía enfrentar con determinación, seguía teniendo mucho miedo y las lágrimas caían sin control por sus pálidas mejillas.

No soportaba la presión, el no poder ver donde estaba su opresor mantenía a Frisk en estado de alerta, en cualquier momento recibiría un golpe o un rasguño. Sus pequeños ojos buscaban por todas partes un rastro de vida, una señal de Flowey para sentir más tranquilidad o un movimiento de quien le mantenía en cautiverio para poder protegerse... O al menos intentarlo.

Una chispa roja en la distancia se movía de forma juguetona.

Le estaba observando.

-¿Está cómodo el suelo? -Preguntó Sans de forma burlona.

Frisk intentó mover su cuerpo para alejarse de su mirada, pero las cadenas y el collar en su cuello sólo le provocaron dolor.

-Vaya, debes tener ganas de verme, -Dijo entre risas. - calma, te daré algo de luz.

En ese momento, Sans usó su magia para encender las luces del techo que iluminaban de forma opaca, muy leve, dándole un aspecto más lúgubre al lugar.

Frisk volvió a encandilarse, igual que cuando el esqueleto abrió la puerta y entró la luz del nevado Snowdin. Sus ojos ya no estaban acostumbrados a ver tantos destellos luminosos... Sin embargo, agradecía que esta luz no fuera tan potente...

¿Siempre había sido así de leve? ¿Acaso el esqueleto No quería provocarle ceguera?

Flowey en un rincón del cuarto se preguntaba lo mismo, Sans siempre trataba de mantener a Frisk lo más vulnerable posible y una de las mejores formas para lograrlo era impidiéndole ver, la otra manera era impedirle el movimiento. 

¿Su magia estaba débil? ¿O quería hacer algo distinto esta vez?

Sans se acercó a la criatura humana. Tenía las manos unidas tapándose el rostro para evitar la luz, sus mejillas húmedas por las lágrimas, las heridas de su cuerpo casi cerradas, aunque aún punzantes y los ojos bien cerrados. No quería enfrentarlo. Su cuerpo estaba más delgado y sus extremidades tenían cortes ya sanados junto a moretones en muchas zonas. Un deleite para sus ojos.

-Vamos cariño, muéstrame una sonrisa.

Sans soltó la cadena que se unía al collar en su cuello y le sujetó desde ahí con una mano, mientras que usaba la otra para pasarla tras la espalda de Frisk y así ponerle en pie.

Entre ahogos y tirones, su cabeza dió vueltas al encontrarse lejos del suelo y sus piernas temblaron sin equilibrio, al punto que necesitó sujetarse del esqueleto para no caer.

Sorprendido por su actuar, Sans alejó de si a su victima que ya comenzaba a recuperar la vista y quien a duras penas logró sostenerse por su cuenta. Verle temblando, con mirada de pánico y sin posibilidad de moverse del lugar le llenaba de disfrute.

-¿Recuerdas como me llamo? -Preguntó Sans mientras acariciaba su cabello provocando una expresión de rechazo e impacto en su pequeño rehén, que rápidamente trató de alejar su cara.

-S-Sans... -Respondió Frisk con desconfianza.

Antes de darse cuenta, la criatura estaba otra vez en el suelo. El esqueleto le había dado una bofetada en la mejilla, provocando que el poco equilibrio que tenía se perdiera y sus débiles piernas cedieran sin remedio.

-¡No! ¡Yo soy tu amo! ¡No puedes llamarme por mi nombre! -Gritó el esqueleto en cólera, para luego usar su mágia para levantar a su víctima ante él.

No te vayas - UnderfellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora