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Tengo el permiso de la autora original para traducir esta historia.


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Cuando Seung Hyun oyó por primera vez las palabras: "Tu hijo se quedará contigo por un mes". Inmediatamente supo que terminaría siendo un problema.

No era porque pensase que no era un buen padre, o simplemente uno malo. La situación era que él no era ningún tipo de padre. Después de que su novia quedase embarazada, él pensó que estaba listo para la responsabilidad y que había hecho todo lo posible para hacerla sentir segura. Tenía dinero, tenía contactos y quería a su hijo con todo su corazón, así que hizo su mejor intento. Pero, ¿qué podría saber un chico de diecinueve años acerca de ser padre? El tan planeado matrimonio nunca sucedió, el que viviesen juntos nunca sucedió, y la única presencia que tuvo su hijo en la vida de Seung Hyun fue la transferencia mensual que hacía de su cuenta a la de su ex novia.

Ni siquiera lo llegó a sentir como una pérdida. Era más como un gasto innecesario, justo como las otras cosas que pagaba. Por dieciocho largos años, Francis no fue más que simples números que formaban un precio. Seung Hyun no podía ni imaginarse que aquellos números podían transformarse en un ser vivo y mostrarse en la entrada de su casa. ¿Cómo se suponía que lidiase con un adolescente de dieciocho años por sí solo durante treinta putos días?

No fue un trato sencillo, tampoco. Seung Hyun no tenía permitido legalmente ver a su hijo si él quería, habían demasiadas contradicciones si quería ir y conocerlo, pero de todos modos, nunca lo intentó, y la mamá de Francis parecía realmente contenta por eso. El juzgado en la corte fue muy directo igual.

—La tutora legal de Francis es su madre. Señor Choi, se le recomendaría mantenerse alejado del niño.

Por eso tomaron a Seung Hyun con la guardia baja cuando recibió la llamada hacia unos días. Le pidieron que rompiese la ley para cuidar del pequeño rebelde y Seung Hyun tenía poco tiempo para decidir qué debía responder. Si decía que no, Francis se quedaría solo por un mes en la casa de su madre y, juzgando por lo que acababa de escuchar, aquello era una mala idea. Estaba a centímetros de irse a una correccional y era sólo gracias a la cantidad de dinero que Seung Hyun le daba, por lo que había podido salvarse.

No puede quedarse solo —susurró su madre por teléfono—. Va a hacer alguna estupidez. ¿Te gustaría ver a tu hijo en prisión?

A Seung Hyun no le podía importar menos si un niño al que nunca había visto terminaba o no en prisión, pero mintió por su propio beneficio, solamente para evitar que esa mujer siguiese hablando. Aceptó en cuidarlo por un mes, aceptó en ver por él. La lista de las reglas era demasiado larga y Seung Hyun no les prestó mucha atención, olvidándolas apenas las escuchaba. No iba a evitar que saliese si él quería hacerlo, y aún menos iría por él a la escuela todos los días.

Pensó que sería complicado, pero por Dios, era su hijo. Debía tener algún instinto en como cuidar a su propio hijo, ¿no? Así funcionaba la paternidad, ¿verdad?

Rápidamente, cambió de pensar cuando abrió la puerta esa mañana y vio cómo las facciones de su hijo reflejaban perfectamente las de su madre.

Mierda.

—Lo voy a dejar en claro —la inesperada baja voz salió de los labios del chico. Seung Hyun tembló. Suena como yo—. No quiero estar aquí. No tengo padre y tú no te vas a convertir en uno. Mamá insistió en que viniese y por eso vine, pero quiero que estés fuera de mi camino y así nos podremos ignorar perfectamente estos treinta días. ¿Entiendes?

Completamente atontado, Seung Hyun sólo pudo asentir. Tenía un discurso preparado, algo acerca de como por fin podrían aprender algo del otro incluso si no se habían preocupado por su relación en dieciocho años, pero apenas Francis dijo que no tenía padre, todo el tema fue olvidado. No sabía porqué le sorprendió tanto si toda su vida lo estuvo ignorando. Tal vez era el mayor de los hipócritas.

Yes, DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora