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Tengo el permiso de la autora original para traducir esta historia.


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El fin de semana de Seung Hyun había sido terrible y sabía que sería peor conforme pasase el tiempo. Francis caminaba alrededor de la casa, burlándose de él a penas tuviese la oportunidad y recordándole que Ji Yong presumió haber follado en su cama, la lluvia afuera no cesaba y su cabeza seguía doliendo gracias a aquella bebida del viernes por la noche. Al principio pensó que era una simple cruda y que se le pasaría rápido como siempre, pero pronto se percató de que no era sólo eso. Su cabeza se sentía como si le fuese a explotar, no sólo porque bebió dos botellas de vino, sino también porque era un idiota. Su arrepentimiento era realmente fuerte.

Pero la imagen de Ji Yong en su cabeza era aun más fuerte.

A pesar de la dificultad de la situación en la que se encontraban, Seung Hyun encontró consuelo en ella. No podría volver en el tiempo, e incluso si pudiese, dudaba que hubiese podido rechazar al chico. No importaba cuantas veces volviesen al mismo escenario, siempre terminarían en la cama de Seung Hyun, cuerpos enredados y gemidos ahogados llenando el cuarto. Se sentía casi como si hubiese sido obra del destino el que hayan tenido sexo. El destino los había juntado y ellos lo habían seguido dispuestos; dos lados del mismo imán. Aunque ahora Seung Hyun esperaba que pudiesen estar bien sin el otro. Lo que fue hecho no puede ser revertido, pero ahora ambos eran libres y no había necesidad de volver a ser molestados con lo mismo. Ji Yong obtuvo lo que quiso y Seung Hyun se permitió distraerse por una noche, y ahora podían volver a ser como antes. Sin seducciones, sin juegos mentales y sin follar. Seung Hyun podría mejorarse y olvidarse de Ji Yong para siempre.

El problema era que todavía no lo había olvidado y no sabía por dónde empezar.

Francis no ayudaba mucho con aquel caso. En realidad no ayudaba en nada, pero en ese momento estaba volviendo loco a Seung Hyun más de lo usual.

—Sigue diciendo que se cogió a un tipo en tu cama —rio, parándose en la entrada de la cocina el domingo por la mañana, sonriendo burlonamente. Seung Hyun se debatía entre si debía tirarle la jarra llena de té caliente o no. Francis estaba parado justo donde Ji Yong se había parado aquel viernes—. ¿Dónde estabas anoche? Dijiste que volverías. Si hubiese sabido que te quedarías afuera, hubiese traído más bebida y algunas perras.

—Ten un poco de respeto a las mujeres, Francis —Seung Hyun lo regañó sin entusiasmo. Había comenzado a aceptar el hecho de que su hijo ya no podía ser cambiado—. Y ya te dije, simplemente no te quería ver vomitar en mi alfombra.

Seguía sin tener idea de cómo Francis se las arregló para no notarlo en la casa o ignorar su voz viniendo de la habitación cuando Ji Yong estaba en su regazo, haciéndolo gemir de las formas más obscenas, pero estaba agradecido de la falta de atención de su hijo. Si Ji Yong estaba hablando de haberse follado a alguien en su cama, estaría muy jodido si alguien reconocía su presencia en la casa esa noche.

—Que se jodan las mujeres. Literal —Francis rio de nuevo. Seung Hyun sintió la urgencia de golpearlo en la boca—. ¿Dónde estabas, enserio?

—Follando —Seung Hyun contestó con simpleza, sin mirarlo a los ojos. No había sentido en mentir. Aunque decirlo en voz alta no ayudaba. Lo único que podía ver en su cabeza era la forma en la que Ji Yong se miraba en su regazo, moviendo la cadera, tirando la cabeza hacia atrás, gimiendo por la sensación de tener el pene de Seung Hyun dentro de él. Podía sentirse retorciendo por el simple pensamiento de empujarse dentro del chico. Independientemente de si quisiese admitirlo o no, fue una de las mejores noches de su vida. Fue mejor de cualquier cosa que tuvo con Patricia. Nunca se había sentido tan atraído a alguien antes. No sabía que era lo que tenía Ji Yong que lo seducía tanto, lo atraía hacia él y lo frustraba de sobre manera, pero debía de haber algo, porque tan pronto como los pensamientos de su desnudo, sumiso cuerpo cruzaban por su mente, él ya estaba listo para otra ronda. Si tan sólo pudiese encontrar al chico ahora.

Yes, DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora