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Tengo el permiso de la autora original para traducir esta historia.

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La primera cosa que Seung Hyun notó después de despertar fue el peso sobre su pecho. Estaba boca arriba, lo cual rara vez pasaba ya que le costaba trabajo respirar en esa posición. Al principio estuvo apunto de paniquearse y se sacudió violentamente, tratando de empujar el peso fuera de él, pero apenas abrió los ojos e inhaló un poco de aire, se percató de que sólo estaba siendo estúpido; y, aparentemente, no acostumbrado a dormir con alguien más en la misma cama.

A través de su desnudo pecho, había un montón de blanco, tintado cabello y una pequeña, fría mano presionada ligeramente en su corazón. Seung Hyun se congeló y observó cómo el pequeño, delgado cuerpo se movía con cada profundo respiro que Ji Yong daba. Sólo así se dio cuenta de que el chico tenía una pierna entre sus rodillas y de que lo estaba usando como una almohada humana, su cuerpo presionado completamente a su costado. Seung Hyun no podía ver su rostro, pero basándose en la relajada, cómoda postura que Ji Yong presentaba, podía asumir que estaba todavía profundamente dormido. Sus labios ser curvaron en una pequeña sonrisa y abrazó a Ji Yong un poco más fuerte, suavemente colocando su mano sobre su cabeza. El chico se movió en sueños y murmuró algo, acurrucándose más cerca. Seung Hyun se preguntó cuándo había sido la última vez que Ji Yong había podido dormir pacíficamente. No sabía exactamente cómo estaba la situación en su casa, pero sospechaba que Ji Yong debía estar alerta incluso dormido. Si su padre era realmente tan malo como se escuchaba, Seung Hyun nunca dormiría si estuviese en el lugar de Ji Yong. Era la única razón por la cual ignoraba lo tarde que era, el hecho de que llegaría tarde al trabajo en menos de cincuenta minutos y que aún así, permanecía inmóvil, dejándolo dormir. No sabía cuándo se verían de nuevo; darle a Ji Yong unos minutos más de sueño era lo mejor que podía hacer.  

—¡Seung Hyun!

Dio un pequeño brinco cuando escuchó que lo llamaban detrás de la puerta. Su corazón se aceleró mientras trataba de recordar si había cerrado con seguro o no. Ji Yong se movió de nuevo, su mano deslizándose del pecho de Seung Hyun a su cintura, su pene entrando en contacto con su cadera. Tragó saliva cuando se percató de qué era lo que se frotaba contra su piel.

—¡Seung Hyun, joder, ¿acaso estás dormido?!

La manija se movía de izquierda a derecha y la puerta rechinaba ante la presión que Francis le ponía del otro lado, pero no abrió. Seung Hyun inhaló pesadamente y contuvo su respiración, mientras Ji Yong presionaba más su erección matutina en su cadera.

—Jódete, me iré en el camión. ¡Mamá se enterará de esto!

Seung Hyun se quedó en la misma posición, escuchando los pasos en el pasillo y el distante sonido de la puerta siendo empujada -o más bien pateada- y cerrada. Suspiró, permitiéndose a sí mismo volver a respirar y relajar sus músculos un poco, mirando el techo. Ni siquiera estaba preocupado por Patricia gritándole por no llevar a su hijo al escuela en un Lunes, ese era su último problema. Estaba acostumbrado a escucharla gritar de todos modos. No sabía cómo explicar la presencia de Ji Yong en su cama, por cierto. Estaba perfectamente bien quedándose en cama por ahora, incluso con el duro pene de Ji Yong presionado en su cadera y haciendo que él se comenzase a excitar. Ser mal padre era menos importante.

—Mamá se enterará de esto,— escuchó de repente. La pequeña mano viajó de su cintura a su pecho y los delgados dedos rozaron su pezón. —¿Qué haremos ahora, papi? Mamá se enterará de esto, es terrible.

—Buenos días para ti también,— sonrió, alborotando el blanco cabello de Ji Yong. El chico alzó su rostro mirando completamente a Seung Hyun y bostezó, cubriendo su boca. Sus ojos lagrimearon y Seung Hyun sonrió más. —Alguien sigue cansado.

Yes, DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora