Recuerdo que fue difícil despedirme de mis amigos, me habría ahorrado el mal rato si Kuchel no hubiera convencido a mamá de cambiarme de escuela, aunque, eso tiene tres años, aún me encuentro resentido por ello, ya son cuatro años y medio que he mantenido conexión con los Ackerman, todo tipo de situaciones a las que me han sometido, las extravagantes sobran, y aunque existieron lapsos de paz, ahora estoy sumergido en algo serio.
La etapa que viví, lo que me queda por recorrer, no hay punto de comparación con los cambios físicos y fisiológicos por los que tuve que pasar, a pesar de estar en una escolaridad mixta, no fui popular, tenía amigos, pero faltaron intereses amorosos, los gemelos se adueñaron de mi tiempo, ellos eran el viento y yo, el polvo que era llevado a su paso.
Creí que todo sería más tranquilo, creí que sólo debía lidiar con mi cuerpo, pero me di con el tope de que ahora debo mantener mi guardia alta con dos muchachos con los mismos gustos, las mismas apariencias y la misma edad, jóvenes de trece años con las hormonas alteradas, y sin nada que los detenga, se supone que yo soy el freno en este caso, ellos no tienen ni el más mínimo deseo por detener sus impulsos, a veces tengo miedo, más del que llegué a portar antes...
El sonido de las sabanas rozándose entre sí, ropa deslizándose, inundaban mis oídos; jadeé tembloroso, me sentía extraño, caliente, me faltaba el aire, desperté de golpe, creyéndome preso de un sueño húmedo, tal vez lo sería, si lo que ven mis ojos fuera una simple ilusión hecha por mi maldito subconsciente, sin embargo, lo que estaba ahí tenía forma, era algo real, y me estaba haciendo una felación.- ¡LEVI! ¡¿QUÉ TE HE DICHO ANTES?! ¡LARGO, LARGO DE MI CAMA!- Pataleé de forma violenta, sabía que no me importaría lastimarlo, así que no tuvo de otra más que quitarse.
-Traté de despertarte, pero el único que lo logró fue tu pene.- Argumentó con una gran sonrisa. Me cubrí velozmente, tratando se comprender qué pasaba por su mente.
-¡Maldición Levi! ¡Te dije que eso no se debe hacer...! -
-¡¿Qué está pasando aquí?!- Oh no...-¡Eren, Eren!- Rivaille estaba como un loco, al otro lado de la puerta, golpeaba una y otra vez.
-¡Hey, para, la botarás!...Levi, abre la puerta.- Le ordené, me miró con ojos entrecerrados.
-¿Por qué no lo haces tú? Es tu cama, tu cuarto, tu puerta...- Contestó burlón para luego colocarse a escasos centímetros de mi oreja y murmurar.- Oh cierto, que no puedes, tendrías que ir con la polla levantada escurriendo de tu dulce, me pregunto cómo reaccionaría mi hermano al verte en ese estado...-Lo interrumpí dándole un fuerte chorlito en la frente. -¡Auch!-
-No seas idiota.- Defendí en tono sereno, mientras me acomodaba el pantalón, y me dirigía a la puerta. -¡Ya, ya, deja de pegar!- La abrí, Rivaille se lanzó sobre mí, tirándonos al piso. - ¡Oye, ¿En qué estás pensando, quieres matarnos?!-
-¿Ese imbécil no te hizo nada?- Preguntó, aferrándose a mi tal cual pulpo.
-No, ahora suéltame.- Ignorando mi petición, me apretujó más.
-Pero, estás duro...-
-Como todo hombre en las mañanas, di una orden, suéltame, no sabes aún medir tu fuerza, me lastimas.- Enterró su rostro a mi pecho, lo escuché jalar aire por la nariz como un loco, mientras temblaba.- Vamos, te estás asfixiando.-
-Hds dhucko.-
-¿Eh?-
-Qqur hdgiiccuuos.-
-Maldición, no te entiendo nada.- Dignándose a levantar sólo su rostro, me contempló con un peculiar brillo en sus ojos y un sonrojo que no me pasó para nada desapercibido.
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Blanco o Negro
RomanceLos Ackerman, una familia poderosa, los dos gemelos y herederos Levi y Rivaille, con la ayuda de Kuchel, su madre, harán lo que sea por conseguir lo que quieren ¿serán capaces de manipular a aquel que logró entrar en sus vidas? Eso sin contar, que e...