//Nací Rota//
~Capítulo narrado por Amanda~
Pero qué lugar más bonito, se parece tanto al paraíso del que me hablaba mi madre cuando era niña.
"No te rindas cariño, algún día saldremos de esto vivas, lo juro, al menos tú lo harás y conocerás la felicidad"
La voz de mi madre suena una y otra vez en mi cabeza. Me lanzo en el jardín lleno de rosas blancas, hay un sol precioso y el olor a primavera inunda mis fosas nasales, esto es lo que ansiaba vivir, lo quise desde que supe lo que era el dolor, lo ansiaba y necesitaba. Pero de pronto siento como las espinas de las rosas se clavan en mi cuerpo, cada gota de sangre corriendo por mi piel me hace sentir mejor, viva, no me muevo ya que disfruto de esta sensación hasta que de repente todo se pone gris, las nubes se juntan y las rosas se marchitan, las espinas desaparecen dejando sólo mi cuerpo manchado de pequeñas gotas de sangre.
Me pongo de pie para cubrirme de la lluvia hasta que escucho la voz de mi madre a lo lejos y todo empieza a temblar, el cielo se cae a pedazos, la tierra se abre en dos y caigo a la lava ardiente mientras suplico por volver.~Fin de la narración ~
—————————————————Amanda despertó confundida, abrió los ojos lentamente y se percató que tenía el cuerpo vendado, le dolía mucho la cabeza, el estómago lo tenía revuelto y la garganta seca, no tenía ni idea dónde estaba. Es decir, sabía que se encontraba en un hospital, pero no sabía en cuál y en qué parte de la ciudad o de la clínica Saint Angel estaba, pero de algo sí estaba segura y era de que tenía ahí una oportunidad en bandeja de oro para huir y no volver jamás a esa maldita clínica mental.
Se puso de pie como pudo, le temblaban un poco las piernas, sin embargo se logró estabilizar pronto, se arrancó el suero que tenia conectado y empezó a examinar el lugar para saber si seguía en Saint Angel, y para su gran pesar así era.
-mierda, mierda, esto no puede estar pasándome
-señorita Thompson
Se quedó helada por el miedo, no podía ni moverse pero algo en esa voz le era familiar. Sí, era el mismo hombre que la había hecho sentir de alguna forma valiosa.
-¿le pasa algo? ¿puedo ayudarla?
-¿qué hace aquí? -pronunció con sorpresa-
-vine a visitarla, quería saber cómo se encontraba. Me sentí culpable porque la hice hablar y...
-no, está bien, no me han golpeado por eso ¿cómo se enteró que estaba aquí?
-hice un par de preguntas ¿puedo serle de ayuda?
-no, no lo creo, gracias... ¿sabe por qué estoy aquí? -Damien asintió en silencio haciendo que se sintiera un tanto asustada-
-intentó matarse
-¿qué? No, eso es una total locura, si hubiese intentado matarme no hubiera sido a base de pastillas
-¿y las heridas en el cuerpo y en el labio? Su enfermera me lo contó todo, y ahora puedo comprobarlo
-las enfermeras me hicieron todo esto. Ahora si me disculpa tengo un escape pendiente
-¿por qué habría de escaparse?
-porque quiero morir, pero no aquí y viendo el regocijo de esa desgraciada mientras me quedo sin respiración. Ahora ¿puede dejarme a solas?
-voy a ayudarla
Amanda lo miró por un segundo, totalmente confundida ¿qué era lo que quería y por qué se ofrecía a ayudarla? Nadie había sido así con ella, las personas hacen favores a cambio de algo... Sin embargo estaba dispuesta a todo por huir, sin importar nada iba a salir de ahí antes que la mataran.
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Estás tan loca, cariño.
RomansaAmanda era una mujer joven, inteligente, astuta y guapa por demás, pero apenas con veintiún años su vida había dado un giro inesperado. Nada le había sido fácil, empezando por su niñez, desde pequeña había tenido que vivir en una casa paupérrima con...