Capitulo 1.

2.9K 53 3
                                    

Iba entrando al famoso gimnasio de mi padre como lo hacia todos los días por la tarde luego de salir de la universidad, ya se había convertido en una rutina diaria para mi; casa, universidad, gimnasio, casa. No salgo mucho la verdad, no es porque mi padre no me deje, es porque no me gusta. Prefiero mil veces pasar un sábado en casa leyendo un buen libro a estar borracha, pantaletas abajo y sin por lo menos recordar mi nombre. Sigo caminando hacia mi destino, la oficina de mi papá mientras siento dos ojos clavados en mi espalda, obviamente me incómoda pero ya sé quién es; Matthew Mackenzie. Más conocido como Matt, es muy lindo la verdad: delgado pero con músculos lo bastante definidos, cara perfilada, labios perfectamente delineados, y unos ojos azul claro como el mar en los que te podrías perder fácilmente pero que también ocultan algo oscuro, un pasado que te da curiosidad saber pero no, jamás me atrevería a preguntarle... No he hablado con él nunca, salvo esa vez que se presentó pero mi padre lo corrió, él no me deja hablar con ninguno de los muchachos del gimnasio y a pesar de que él lo diga siempre que pregunto el por qué sé que no es por celos, es algo más y tarde o temprano lo averiguaré. De repente siento una mano en mi hombro que hace que me sobresalte, es mi mejor amiga, Andrea Miller.

-¿Te traigo un tarrito para la baba?-dice graciosa.

-¿Qué? -respondo algo confundida.

-Míralo por ti misma, te tome una foto mientras estabas un tu trance por Matt-me tiende su teléfono y yo lo tomo, veo mi cara de estúpida en la pantalla; boca abierta, ojos perdidos, y la cara inclinada hacia un lado... Parezco una de esas caricaturas que vuelan tontamente con corazoncitos al rededor, oh... Ahora que me toco la comisura del labio noto que hay un poco de baba. Oh... Mierda, ahora sí que quede en ridículo ¿cuanto tiempo estuve en ese trance? ¿Me estaría mirando? Confirmo la última pregunta cuando veo que me mira y tiene una sonrisa torcida que hace que me ponga más roja, volteo rápidamente hacia Andrea que me mira divertida.

-Deberías romper esa regla de tu padre que te prohíbe hablar co...-no completa la oración porque de la oficina sale un hombre alto, fuerte y con un rostro indescifrable, a cualquiera daría miedo por cierto. Pero es mi padre. Se acerca y me abraza con emoción.

-¡Isabella! ¡Cariño! ¿Cómo te ha ido?

-Muy bien ¿y a ti?- esbozo una pequeña sonrisa, él es el único pariente cercano que tengo y lo amo.

-Me alegra. Oh, ya sabes un poco de estrés con la preparación de la fiesta del Gold.- Gold es una fiesta que celebra mi papá cada 17 de enero, invita a sus amigos raros, familiares lejanos (de esos que vez cada año y te pellizcan las mejillas mientras dicen todas las formas en que la pubertad te atropelló) y obviamente los trabajadores del gimnasio.

-Oh, bueno pa... Iré a ponerme en forma ¡grr!- digo imitando su gesto de fortachón. Mi padre me mira como si tuviera tres ojos y cinco mil brazos.

-Eh... Tal vez.. Creo.. Sólo digo... Imitarme no va contigo querida.-suelta y regresa a su oficina.

Me dirijo a las máquinas como dije que haría y veo por el rabillo del ojo que Andrea me persigue con su teléfono en la mano, cómo desearía que tuviera una columna cerca para que se estrellase y dejase el teléfono por un momento. ¿Con quién hablará tanto? No importa, hago ejercicio hasta las 5pm, voy a las duchas donde me doy una muy buena y merecida ducha con agua caliente donde reordeno mis pensamientos, me visto y salgo. Ya no hay nadie en el gimnasio, cierran a las seis de la tarde, miro el reloj y faltan diez. Wow, sí que me relaje en esa ducha, me dirijo hacia la salida donde debe estar mi padre esperándome, siento que alguien toma la cuerda de mi bolso haciendo que me pare en seco. Esperen ¿yo no estaba sola? ¿Hay alguien más? No, todos se van a las 5:45 como máximo. Soy un poco paranoica tengo que admitirlo, leer todos esos libros de terror creo que no me están haciendo ningún bien. Volteo para ver que lo que me retiene no es ningún tipo mutante burbujeando sangre con hacha en mano; es sólo Matt. Suelto un suspiro de alivio y obligo a mi garganta a trabajar.

-¿Qué pasa? -pregunto seria.

-Tu papá tuvo que salir de urgencia por un asunto privado, me ha pedido que cierre el gimnasio e incluso me encargó la tarea de llevarte a casa.

¿Mi papá salió? ¿Un asunto privado de carácter urgente? ¿Me confió al chico al que no me dejaba ni saludar? Demasiadas preguntas pasan por mi mente lo que me hace volver a mis trances. Él chasquea sus dedos devolviéndome a la realidad.

-Oh.. Vale ¿sabes dónde queda verdad? - pregunto aunque sé la respuesta.

-Sí, he ido un par de veces antes.-Dice serio pero no lo escucho del todo, estoy concentrada en sus ojos, tiene algo en ellos.. Como un secreto, algo que le afecta, dolor, furia, angustia... Quisiera averiguarlo. Luego bajó a sus labios, tienen un color rosa que me hace fantasear por un momento. Él vuelve a chasquear sus dedos pero esta vez tiene una sonrisa de superioridad, oh vale a este ya se le subió el ego a la cabeza.

-¿Estás lista?- pregunta aún sonriendo a lo que yo asiento y nos vamos.

Ya en mi casa, entro a mi habitación.. Mejor dicho, mi guarida y me desvisto, cepilló los dientes y entro a la cama. Si, duermo en ropa interior; me hace sentir cómoda y libre. Cuando llegué mi padre no estaba en casa así que me preocupa su bienestar en estos momentos, Los Angeles no es un lugar muy sano que digamos, por las calles solo oyes a las personas hablar sobre "los ataques entre ellos" se refieren a los dos grandes mafiosos de la ciudad, nadie los conoce, sólo se conocen por sus nombres de pila que dejan cada vez que pasa algo; puño de plata es uno según recuerdo el otro es pájaro loco, una cosa así. Quizá mantienen una seguridad muy estricta ya que nadie los ha visto si quiera. Me preocupa que mi padre ande a estas horas ahí afuera, es fuerte (es el entrenador fundador del gimnasio más famoso y costoso de todo LA) pero aún así ya esta mayor, me preocupa. Bueno.. Está bien, sé que se encuentra bien, de todos modos él sabe cómo defenderse. Mi mente divaga a otro momento del día: todo el asunto con Matt, oírlo hablar fue una sorpresa, tiene una voz gruesa pero sus palabras son como si te acariciaran con un pétalo de rosa y uno muy frío. En el auto iba callado al igual que yo pero en ningún momento se produjo ese silencio incómodo, de vez en cuando lo miraba de reojo mientras el tenía los ojos fijos en el camino, tenía la mandíbula tensa al igual que sus hombros... como si algo le pasase. Al dejarme frente a mi casa; una gran mansión color blanco con grandes columnas de mármol en frente. Me baje del auto dando las gracias y me adentre a mi hogar. Él siempre ha sido, por lo que observo, muy distante, frío y serio.. De vez en cuando es que se le salen esos aires de superioridad acompañados de una sonrisa. Tampoco lo he visto nunca con una novia siquiera con alguien del sexo femenino. ¿Será gay? No, descarto esa idea. Él no me gusta.. No. Es sólo que me aparece atractivo, si, sólo eso.. Atractivo.. Sin pensarlo me duermo repitiendo esa palabra en mi mente.

Danger.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora