Capitulo 4.

704 44 9
                                    

<pre style="line-height: 21px; white-space: normal; color: #444444; font-size: 15px; text-align: start;">—¿Son...?—Alargue esperando su respuesta. Este chico ya me estaba asustando. 

—Tu padre es puño de plata, yo soy su mano derecha y su ex mejor amigo es pájaro loco.—Lo dijo tan rápido que no sé como logré entenderle. Pero lo había hecho y más claro que el agua. ¿ERAN UNOS MAFIOSOS? Mis ojos se extendieron a tal punto que creía que se me iban a salir. Estaba paralizada, simplemente no podía creerlo. Cuando por fin estuve de nuevo en el planeta tierra y mi cerebro empezó a trabajar lo primero que hice fue soltar un grito pero al ver lo que haría, Matt se abalanzó sobre mi rápidamente y tapó mi boca con una de sus grandes manos. Tenía ambas piernas a cada lado de mi cintura y en su mirada se veía suplica, tristeza y desesperación. 

—Dijiste que no gritarías. Ahora, prométeme que cuando te quite mi mano... No gritaras y mucho menos se te entrara el "Jackie Chan ataca bolas de Matt". ¿lo prometes?—Aún con su mano en mi boca asentí. Fue retirando su mano lentamente como para ver si en serio cumpliría mi promesa y no gritaría. Al asegurarse de que no lo haría la quitó por completo y soltó un gran suspiro pero no se quito de encima.

—Perfecto. Te contaré todo tal cual como me pidió tu padre y responderé a cada una de tus preguntas. Sólo necesito que te tranquilices. Ni siquiera sé si estas respirando o no. 

—Lo estoy, pero me cuesta un poco teniendo a un chico de aproximadamente 80 kilogramos encima. 

—Oh, vale. Lo siento.—Crucé mis piernas como una niña y me acomodé en el sofá, lo mismo hizo él haciendo que quedáramos frente a frente a una distancia razonable.—Y para tu información peso 74. 

—No sé cómo puedes molestarte por tu peso cuando me acabas de soltar que mi vida ha sido una farsa todo este tiempo, que mi padre, el ser que más amo en todo este mundo, es un hombre que sólo quiere acabar con esta ciudad.—El asombro ahora se había convertido en rabia e ira; todo este tiempo estuve encerrada en una burbuja dónde todo parecía muy normal pero no, resulta que mi padre estaba metido en cosas de la mafia, ahora me encontraba junto a técnicamente un desconocido y todo este tiempo me ocultaron estas cosas que en cualquier momento podrían acabar con mi vida, con la vida de los seres que amo.—Matt ablandó su mirada y puso sus manos sobre las mías, que estaban cerradas en puños sobre mis rodillas. Debió darse cuenta de mi mirada de odio ya que inconscientemente tenía los dientes tan apretados que pienso que luego tendría que ir a un dentista. Comenzó a hacer pequeños círculos con sus pulgares en mis manos, tratando de relajarme. El gesto me tranquilizó un poco. Tenía unas manos suaves como la seda pero en este momento no me podía concentrar en sus manos, habían cosas más importantes. 

—Cálmate. Por favor, te contaré toda la historia así que ponte cómoda.—Seguía con sus caricias que bueno, funcionaban con eso de la relajación. 

—Bella, en primer lugar tu padre no hace daños a personas inocentes y mucho menos quiere acabar con la ciudad. No sé si te hayas dado de cuenta pero todos los atentados han sido parte de Paul, perdón, pájaro loco.—Con que ese era su verdadero nombre, es cierto, siempre todos los desastres que ocurrían tenían un mensaje de ese pájaro loco.—Pocos han sido de parte de tu padre y son para darles respuesta a Paul, demostrándole que no es débil y que él también puede jugar. No diré que es una paloma blanca porque no es así, ha matado gente; mafiosos en su mayoría o personas que le quieren hacer daño, es el jefe de una de las bandas de crimen organizado más grandes de Los Angeles, exporta droga y bueno... Por tu cara creo que mejor continuo esta parte después.

¿Pero que otra cara podría poner? Yo nunca me he imaginado a mi padre como un padre de la mafia estadounidense y pues al enterarme de lo que es y hace, no creo poder estar saltando de la emoción.

Danger.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora