Devuélveme la Vida

Capítulo 16: Mariposas que queman.

Pude sentir su boca pegada a la mía con gran presión, sus labios se abrieron y su lengua sin ningún tipo de timidez se adentro en mi boca.
Sus manos recorrían mi espalda, y con más necesidad que deseo sus brazos me enredaron.

Nuestro beso estuvo lejos de ser tierno. Si me piden que lo describiera, pasional hubiese sido la palabra indicada. No eran mariposas lo que sentía en mi, era fuego.

....
El regreso a casa fue raro. En silencio pero no hacían falta palabras, no teníamos nada que decirnos.

Apoye mi cabeza en su espalda y lo abrace por la espalda. Él condujo su motocicleta lento, como si quiera que el camino de vuelta nunca terminará.

Al momento de despedirse James me atrajo fuertemente hacia él, y aunque yo ya había bajado de la motocicleta, me giro y sentó otra vez en ella.
Nos miramos por unos segundos y desde lo más profundo de mis entrañas el fuego empezó a quemar de nuevo.
Ésta vez quien termino con la distancia entre nosotros fui yo.

Besé lentamente su cicatriz, tanto la había deseado que me parecía irreal estar tan cerca de ella.
James sin dudarlo, me correspondió el beso.
Lo atrape con mis piernas por la cintura, y lo sentí sonreír en medio del beso. Sus manos apretaban mi rostro por ambos lados y mis manos despeinaban aún más su cabello.

El poder separarnos fue un acto de mucho autocontrol, y sin poder entender mucho cómo habíamos llegado a esto, nos sonreímos con complicidad.

....
"Idiota<3: Buenas noches, gracias por pasar tu cumpleaños conmigo, lo aprecio. Que duermas bien...
05:34 am√√"

Leí varias veces su mensaje, algunas de ellas me parecía un mensaje muy tierno, otras lo encontraba frío. Puso que apreciaba haber pasado mi cumpleaños conmigo eso es lindo, pero ¿solo eso? ¿y el innombrable acontecimiento de que nos besamos? ¿Ahora que se supone que éramos? ¿Acaso ya nos podíamos hablar en instituto? ¿y con Megan qué?
Me dormí analizando sus palabras.

Era Domingo por la mañana, pude sentir el mal sabor de una noche de tragos en mi boca.
El olor a humo de cigarrillos impregnado en mi ropa y el arena de playa en mis zapatillas me hicieron sonreír al confirmar que la noche anterior había sido real.

Me duche sonriendo como boba a la pared del baño, ni en la ducha podía dejar de pensarlo.
Me saqué y vestí aún con la misma alegría en mi cuerpo.
Estaba sola en casa, era Domingo, no tenía ninguna tarea por hacer, no pensar en James resultaba extremadamente difícil. Y no mirar el celular una y otra vez, esperando un mensaje de él era una misión imposible.