El viaje

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Parten dos días más tarde y no tuvieron tiempo de hablar excepto a través del libro. Ya desde por la mañana temprano Emma estaba imposible y deseaba que las despedidas acabasen

«Sabes, Emma, que nadie te lo echará en cara si cambias de opinión» le dice su madre

«¿Qué quieres decir?»

«Si tú no quiere ir, solo tienes que decirlo y se anula todo»

«Mamá, no quiero herirte, te lo aseguro, pero es la primera vez en mi vida que estoy totalmente segura de mi decisión. Quiero irme, he creído morir de impaciencia estos dos últimos días. Por nada del mundo querría anularlo»

«Muy bien...Presta atención Emma, cierra la puerta con llave por la noche, es más seguro, desconfía de lo que te diga, porque...»

«Snow, Snow, Snow» dice Regina con voz suave detrás de ella «tu confianza en mi buena fe me rescalda el corazón hasta el punto de transformarlo en témpano»

«Ah, ¿es qué tú tienes corazón?»

Regina muestra una sonrisa depredadora, pero no se desmoraliza, sobre todo delante de Emma.

«Tú deberías saberlo, fuiste tú quien lo rompió» le dice en su oído

Snow traga saliva y retrocede pensando en el chico de los establos que amaba tanto a Regina.

«Permíteme dudar que después de tanto tiempo te quede uno» dice ella para no perder su compostura

«Te aseguro que sí, es rojo, es cálido y sabe incluso latir, es increíble, ¿no es verdad?»

«Me gustaría verlo, dudo que sea rojo, siempre lo he imaginado tan negro como tu alma»

«Muéstrame tu corazón, yo te enseñaré el mío» dice ella dulcemente, con aire casi amenazador.

«Aún eres un demonio, Regina y Emma pronto se dará cuenta»

La mirada de Regina se suaviza inmediatamente ante la mención de la princesa.

«Snow, ¿el hecho de que te pinche un poco hace de mí alguien demoniaco? Siempre has sido tan rápida juzgando a la gente, como lo demuestra lo bien que estimaste la bondad de mi madre»

Esta vez Snow no puede replicar nada y Regina sube a su carruaje con gesto vencedor.

Emma besa a sus padres y toma asiento al lado de la reina. Se había quedado hipnotizada ante la conversación entre su madre y la reina, su adoración y su voluntad de saber más sobre ella no hacían más que crecer. Mira a Ruby que se sienta en frente de ellas y en cuanto el castillo de sus padres ya no ve a lo lejos, se aproxima dulcemente a Regina hasta que sus piernas se rozan casualmente. Regina se sobresalta, visiblemente perdida en sus pensamientos y le sonríe sin rechazarla.

La joven princesa está nerviosa y no comienza a calmarse hasta que no llevan dos horas de viaje. Ve que Ruby está dormida y se apoya en Regina, fingiendo que también duerme.

«Podéis echaros si estáis cansada princesa»

Emma obedece con alegría y posa su cabeza en sus rodillas. Suspira al contacto de los gráciles dedos que acarician sus cabellos y realmente se duerme, calmada por esa sensación.

Ruby, en su lado, finge dormir y las observa discretamente. No puede negar la mirada dulce y tierna que la reina dirige a la princesa. Acaricia sus cabellos y parece incapaz de alejar su mirada de ella. Cuando Emma tiembla, casi imperceptiblemente, Regina hace aparecer inmediatamente una manta y la tapa, haciendo aparecer una también sobre Ruby. Finge que despierta y mira con aire interrogador a la Evil Queen.

Solamente tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora