Celebremos el amor y la vida

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«Regina...Quiero tener un bebé. Quiero tener tu bebé»

«¿Quieres tener mi bebé?»

«Sí, Regina, hablo en serio»

«¿Quieres quedarte embarazada?»

«Me gustaría que tú llevarás al primero»

«Me da miedo, y además tú eres tan joven»

«Gina, no te digo que sea ahora mismo, primeramente estamos nosotras, nuestra boda y después sé que querré hacerte un bebé. Quiero pasar nueves meses cuidando a mi mujer, que lleva a nuestro hijo. Después ver a esa criatura, volverme loca por él o por ella, y pelearme contigo porque yo seré demasiado permisiva con él o ella»

«Yo también lo quiero, pero tengo miedo de quedarme embarazada, y ¿si yo no fuera capaz de llevar a término el embarazo? ¿Y si lo perdiera?»

«¿Por qué tendría que pasar eso?»

«Leopold quería un hijo a toda costa, y para eso se puso manos a la obra. Pero cuando quedé embarazada, maté al feto con magia y dije que había tenido un aborto. Pasó tantas veces que tengo miedo de haber destruido mis posibilidades de quedar embarazada ahora. ¿Comprendes? Puede que nunca pueda complacer tu deseo»

«No sabemos nada Regina» dice Emma dándose la vuelta en la bañera para besar a su compañera «Podemos ver a un médico e intentar. Quizás quedes fácilmente embarazada. No nos demos por vencidas, mi amor, tenemos la magia del verdadero amor. Pero si fuera posible, ¿tú lo querrías? ¿Llevar a nuestro hijo?»

«Oh, por supuesto Emma, nada en el mundo me haría más dichosa»

Las dos jóvenes se quedan un momento la una contra la otra en el agua antes de salir.

«¿Qué te gustaría que hiciéramos?» pregunta Regina inocentemente

«No lo sé, podríamos...»

«¿Podríamos dar una vuelta?»

«Claro» responde Emma sonriendo. Nunca hubiera creído que la Evil Queen sería del estilo de pasearse del brazo de su prometida al día siguiente de su pedida.

Regina no pierde su prestancia y ellas pasean durante un momento dadas de la mano. Emma daba vueltas a su alianza y nada puede disminuir la inmensa sonrisa que iluminaba su rostro. Contrariamente a como era habitual, la reina la deja mostrar un poco más su afecto, ella acepta y devuelve esos pequeños gestos tiernos a la rubia. Incluso responde al beso que le da cuando se encuentran en un callejón discreto y romántico donde nadie podía sorprenderlas. En otro momento, Regina le sujetaría de la mano, pero no le hubiera gustado acercarse mucho para mantener su autoridad frente a su pueblo. Pero hoy, ella estaba en una nube, pensamientos de boda, de bebés y toda la felicidad que les esperaba envolvían su espíritu.

La bella morena conoce bien a su prometida, y sabe bien que su joven princesa tenía una fantasía, la de mostrar pública y plenamente su amor. Le había confesado ese sueño, pero en seguida lo había apartado. Emma sabía que eso representaría para Regina colocarse en una situación de debilidad y por tanto de vulnerabilidad, nunca le había pedido a la reina que lo hiciera por ella.

Es por eso que la princesa se queda con la boca abierta de la sorpresa cuando su compañera la atrae hacia ella para besarla tiernamente en medio de la plaza donde estaba el mercado. Numerosas personas se detienen para mirarlas, pero las dos mujeres no tienen ojos sino la una para la otra.

«Te amo» dice Regina antes de tomar posesión de sus labios el tiempo de un beso casto y lleno de amor

«¿Puedo estrecharte contra mí?» suspira Emma con el corazón latiendo desesperadamente.

Solamente tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora