La unión del Amor Verdadero

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«Y bien, princesa, ¿os ha comido la lengua el gato? He escuchado que soñabais con encontraros con la Evil Queen»

«Yo...he... Yo...»

«¡Qué elocuencia! Pero no son palabras lo que quiero de vos» dice Regina acercando sus rojos labios a su oído. Inspira antes de susurrarle con voz suave «Es vuestro cuerpo»

Emma siente cómo la excitación la recorre entera y tiene la impresión de que su cerebro iba a desconectar. Su voz, su apariencia y su caminar habían bastado para volverla loca. Ya no puede reflexionar ni moverse, solo mirarla intentando hidratar su boca seca. Regina la besa con fuerza, presionando sus labios contra los suyos con rudeza. Emma no puede evitar gemir ante ese contacto y comienza a acariciar la zona de los riñones de su compañera. Gruñe cuando la reina se separa de ella

«Tss, tss, tss princesa, ¿pensáis en verdad que os podéis permitir tanta libertad?»

Atrapa sus manos firmemente, sin hacerle daño, sin embargo, y la empuja sobre la cama. Se sienta a horcajadas sobre ella y coge un trozo de tela de seda negra. Lentamente, ata sus muñecas entre sí y después al cabecero de la cama. Regina hace un ligero gesto con la mano y Emma se encuentra con el torso desnudo al desaparecer sus ropas en una nube violeta. La reina se toma tiempo mirándola y rasguñando con delicadeza su vientre plano y musculoso. Se inclina hacia su oído y le suspira sensualmente

«¿Es lo que queréis? ¿Ofreceros a los juegos de la Evil Queen? ¿Sentirme sobre vos, disfrutando de mi poder sobre vos? ¿Dejar vuestro cuerpo tembloroso, vulnerable entre mis manos?»

«Regina...» murmura Emma, luchando por mantener los ojos abiertos

«¡Qué imprudencia...llamar a vuestra reina por su nombre... Sabed que me llaman: Majestad!»

Su voz es grave y profunda, provocándole a la joven rubia un torbellino de placer y de excitación. Regina la besa, dominando el beso con su ávida lengua. Desciende sus besos por la mandíbula, por su cuello. Emma se arquea bajo ella para lograr una fricción liberadora, pero la reina se coloca de manera que la rechaza.

«Paciencia princesa, no he acabado todavía de divertirme»

Besa sus abdominales, ignorando los pechos que imploraban sus caricias. Atrapa su pantalón y su ropa interior y los baja suavemente por sus piernas. Regina disfruta con la lenta tortura que le estaba infringiendo, provocándole gemidos de placer y de frustración.

«¿Qué se siente? ¿Qué se siente al estar a la total disposición de la reina?»

Emma lucha por poner en orden sus pensamientos y expresar sus sensaciones

«Reg...Majestad, es tan...fuerte»

Regina acaricia su sexo y la penetra. Emma grita de placer, doblando su cuerpo lo máximo posible. Sus manos se crispan alrededor de la tela negra que le impedía tocar a su reina.

«¿A quién pertenece...?»

«A ti» la interrumpe Emma, incapaz de controlarse para no tutearla. «Mi alma, mi cuerpo y mi corazón son tuyos» gime Emma, electrizada por los nudos alrededor de sus muñecas y las caricias íntimas de su compañera.

Regina deja de moverse en ella, pero no retira sus dedos y cuando la rubia abres sus ojos, se hunde literalmente en los de color chocolate de su amante. Deja de respirar al ver todo lo que puede leer en ellos. Más allá de la Evil Queen que ella está intentando representar para satisfacer su fantasía, Regina está ahí. La reina la mira con amor, un amor incondicional que la traiciona incluso en ese momento del juego, no puede esconderlo.

Solamente tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora