Cumpliendo un sueño

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No podía creer que al fin ese día lo conocería. Había esperado más de dos años para este momento. Podría verlo a los ojos, abrazarlo y decirle cuán importante es en mi vida.

Me hizo reír, llorar, y sentir miles de emociones que nunca sentí. Cuando nadie estaba y mi mundo se derrumbaba, él estaba ahí. Él siempre estaba ahí. No tenía siquiera que pedírselo. Es increíble como una persona a millones de kilómetros de distancia se puede volver incondicional para ti.

Al igual que él, yo lo ayudé. Lo apoyé en todo momento, en los malos y buenos. Lloré con él, sonreí con él y me emocioné con él.

De todas formas, no todo es color de rosas. Si bien ante mis ojos es perfecto, es una persona y claramente no es así.

Me he enojado mucho con él. Por cómo actuó, las estupideces que cometió y un sin fin de cosas más, pero es una persona y se equivoca como todos. Para mi suerte, tuve el don del perdón y lo apliqué con él.

El mayor contacto que tuvimos, fue aquel 10 de julio que me contestó un mensaje. Mi felicidad y emoción aquel día fueron incomparables. Mis manos temblaban y no podía parar de llorar, tanto así que ni siquiera podía ver la pantalla de mi celular ni escribir de forma adecuada.

La gente suele y tomarme por inmadura o simplemente estúpida por tener un ídolo, pero lo que ellos no entienden, es lo importante que se pueden convertir una vez que lo tienes.

Pasé noches enteras envuelta en lágrimas gracias al sufrimiento que sentí al no poder estar junto a él, abrazarlo. La impotencia y la tristeza abundan en aquellas noches.

Hoy, al fin hoy, ese sufrimiento se terminaba. Hoy daría un concierto en mi país, y yo había gastado cada moneda en una entrada a primera fila y una entrada especial para conocerlo. Esta última era denominada "Meet & Greet". Allí podías abrazarlo y decirle lo que quieras, para que después un fotógrafo les tomara una foto.

Las entradas no eran nada baratas, pero había ahorrado mucho para este momento. Hacía pulseras y las vendía, guardaba cada peso que mis abuelos me daban a escondidas y demás cosas.

Observé las entradas en mis manos; no podían ser más perfectas. Las doblé y las guardé en mi bolsillo. Faltaba poco para que abrieran las puertas para el Meet & Greet, y un grupo de chicas se agrupaba en la puerta como yo.

Si bien estaba feliz por abrazarlo y conocerlo en persona, estaba más emocionada por el concierto. Su música había sido la que me atrapó en primer lugar, y estaba emocionada porque al fin podría escucharla en vivo.

Un hombre de alta estatura y una espalda muy ancha nos sonrió y abrió la puerta.

-Pasen. Ya pueden conocerlo -todas nos abalanzamos a la puerta. Él al prevenir lo que sucedería, levantó las manos e hizo que paremos-. Pero antes, se tienen que ordenar. Yo las llamaré de a una y podrán pasar. Molly Morgan, adelante.

Una chica que se encontraba delante de mí empezó a caminar claramente nerviosa y feliz. Le mostró la entrada al guardia y entró.

Mis dedos ya dolían de tanto hacerlos tronar. No podía aguantar los nervios.
-Bien. Ahora es el turno de Tracy Chesney.

Me quedé perpleja al escuchar mi nombre. Mi cuerpo avanzaba solo a la puerta; yo no podía controlarlo. Hice el mismo protocolo que la otra chica y me guiaron a una sala.

Pude ver un chico alto, con un pantalón oscuro y una camisa blanca con pájaros bordós en ella. Su cabello castaño claro estaba largo y despeinado como siempre lo está. Giró su cabeza hacia mí y pude apreciar sus ojos verdes que me atraparon en el primer instante.

Millones de lágrimas se acumularon en mis ojos y me dirigí a él. Me recibió con sus brazos abiertos, así podía abrazarlo con comodidad. Sentí sus brazos rodearme al igual que mi alma. Al fin mi sueño se cumplió. Al fin pude abrazar a una de las personas más importantes en mi vida.

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