Último día de vacaciones

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La melodía de mi alarma se coló por mis oídos. Tanteé mi celular con la mano derecha en un intento fallido de encontrarlo. Frustrada me senté y apagué la alarma que seguia sonando. Una vez acabada la tarea, me recosté otra vez.

Crucé los brazos debajo de mi cabeza y me puse a pensar lo que me esperaba el día de hoy. Era el último día de vacaciones de verano y con mi mejor amiga, Daisy, habíamos planeado una despedida y una bienvenida a la vez al comienzo de clases y al fin de las vacaciones de verano.

El lugar del festejo sería en la casa que tienen su padres en el campo cercano. Ya habíamos avisado a todos nuestros compañeros de clase e incluso a otros chicos de los otros cursos.

Una persona normal se hubiese quedado en su casa preparándose para el curso escolar que comenzaría al otro día, pero nosotras no somos normales.

Me vestí con un atuendo cómodo, ya que tenía que preparar la casa y para eso necesitaba estar cómoda. Íbamos a adornar la casa con pequeñas lucecitas, lo que le daría un toque campestre y tal vez romántico.

Me sentía feliz, no solo por la fiesta, sino también porque Jace se encontraría ahí. He estado enamorada de ese chico desde que tengo memoria. Hicimos el jardín de niños juntos, la primaria juntos y ahora la secundaria. Tenía el cabello rizado, un poco largo y oscuro al igual que sus profundos ojos marrones. Era bajo comparado con el resto de mis compañeros, pero de todas formas más alto que yo.

Si bien me gusta, nunca me animé a hablarle. No soy de esas chicas tímidas, incluso soy bastante sociable, pero con él es diferente. Es extraño que sea así, pero de todas formas lo es. Tal vez tengo miedo a que me rechace, que no le caiga bien o algo así, por lo tanto, sólo hablo lo necesario con él. La conversación más extensa que mantuvimos fueron un par de palabras sobre cómo se encontraba el tiempo. Desastroso.

A veces lo he pillado mirándome, pero siempre que giro para verlo él aparta la mirada. Pero de seguro es idea mía. No creo que él se fije en mí. No es que él sea alguien que destaque, pero tampoco está nada mal. Incluso he oído que a un par de chicas de otros cursos les gusta, o al menos les parece guapo.

Llegué a casa de Daisy diez minutos tarde de lo que habíamos planeado. Creí que no se molestaría por mi retraso. Gran error.

-¡Spencer! ¿Por qué te has tardado tanto? ¡Te dije que llegaras temprano! Debí suponer que llegarías tarde como siempre lo has hecho. No sé por qué creí que...

Reí ante aquella situación. Ella caminaba de un lado a otro hablando consigo misma mientras yo la observaba.

Daisy era una loca de la puntualidad. Llegaba temprano a todos lados, pero yo era totalmente diferente y siempre hemos tenido problemas con eso. Sin embargo, ella siempre había estado apra mí cuando lo necesité, al igual que yo lo estuve para ella. Desde que nos conocimos nos hicimos insperables.

-Relájate. Es temprano y no hay mucho que hacer. Te aseguro que para la tarde estará todo pronto. Podremos relajarnos antes de que lleguen. Recién a las 20:00 los hemos citado. Tranquila.

Nos dirigimos al fondo de la casa, en el cual habían un par de árboles alrededor. Había un par de sillas y una mesa en la parte de atrás de la casa, la cual era abierta, regalándonos una vista a los ya mencionados árboles.

Tomé las luces y las colgué de un árbol a otro. Daisy tomó otras y me imitó. Esa tarea no nos tomó mucho tiempo, ya que no teníamos la suficiente cantidad de luces para que nos tomara más tiempo arreglarlas.

Barrimos el piso en el que se encontraban las sillas. Estas tenían un poco de polvo debido a que los padres de Daisy sólo usaban esta casa en las vacaciones de invierno. Colocamos un mantel blanco sobre la mesa y pusimos un arreglo de flores en el centro. La comida la pondríamos luego, cuando la hora de arribo de nuestros amigos sea más cercana.

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