Miro el reloj que se encuentra en la pared del restaurante, éste marca las 10:27 p.m., faltan tres minutos para salir así que empiezo a ordenar todo, una vez que el reloj marca la hora me despido de mis compañeros y comienzo el camino hacia mi departamento que se encuentra a unas pocas cuadras de aquí.
Mientras camino, no puedo evitar pensar en lo mucho que ha cambiado mi vida. Hace apenas unos meses vivía encerrada por culpa de mi padre el cual me vendió. Cuando murió mi madre todo se vino abajo, mi padre se volvió alcohólico y en una borrachera por conseguir dinero para seguir bebiendo me vendió. Lo hombres que me compraron eran crueles, me maltrataban hasta casi dejarme muerta, todo mi cuerpo está lleno de cicatrices así que no me gusta usar ropa que descubra mis brazos o piernas.
Un día estaba en el cuarto donde me tenían encerrada cuando los escuche hablar que ya era tiempo de que Emma, ósea yo, trabajara. Al principio no comprendí hasta aquella noche, cuando aquel hombre entro al cuarto y me empezó a manosear. Intenté alejarlo, pero era más fuerte que yo, a pesar de eso no dejé de luchar para que me soltara y sí lo logre; pero esa noche fue la peor de toda mi vida, por castigo me dieron la peor paliza de mi vida, creí que ese era mi fin pero no, logré sobrevivir.
Una semana después me enteré que me iban a vender para prostituirme, así que decidí que esa misma noche debía escapar. A la hora de la cena golpeé al señor que traía mis alimentos y escapé, corrí y corrí hasta que me sentí segura.
Antes de morir mi madre me dijo que tenía una cuenta de ahorros para mí, nunca le dije a mi padre. Con el dinero de la cuenta el cual no era mucho, por cierto, logré mudarme a Canadá y renté un pequeño departamento. Ahora mi hogar es aquí, en un pequeño pueblo ubicado en medio del bosque.
Por suerte conseguí trabajo de camarera en un restaurante llamado Big Burger, es un buen empleo no me puedo quejar, las propinas son lo mejor, ayer gané 100 dólares que me sirvieron muy bien, aunque no siempre son buenas.
Sin darme cuenta aquellos recuerdos provocan que las lágrimas empiecen a caer una tras otra, estúpidamente las limpio con mi mano.
Alzo la mirada que antes estaba puesta en el suelo y me doy cuenta que ya llegué al edificio de mi departamento, sin dudarlo entro.
-Buenas noches, Don Víctor-. Saludo al portero.
-Oh, buenas noches señorita Emma ¿Cómo le fue? -. Me pregunta muy amable.
-Muy bien... No me puedo quejar- Me encojo de hombros.
-Me alegro por usted, señorita Emma-
Me despido de Víctor y me dirijo a mi departamento, una vez ya adentro me quito los zapatos y muerta de cansancio voy directo a mi recámara dispuesta a dormir.
Al día siguiente.
Ring, ring, ring, ring, ring, ring.
Escucho el ruido del despertador, siempre lo pongo temprano a pesar de que entro tarde a trabajar, simplemente lo hago para tener tiempo suficiente para recoger y estudiar en línea.
Con frustración me levanto y noto que me dormí con la misma ropa de ayer, así que me dirijo de inmediato al baño dispuesta a darme una ducha.
Me dispongo a desayunar para iniciar mis clases en línea. Me preparo dos huevos, que es lo único que encuentro en la alacena, junto con un paquete de pan tostado.
<<Bueno, es mejor que lo que comimos ayer >> Pienso.
Una vez ya terminado mi escaso desayuno me dispongo a recoger. No demoro mucho en terminar, ya que no cuento con muchas cosas en mi departamento.
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Una humana para el alpha. (Fanfic Derek Hale)
Science FictionNunca llegues a odiar algo con todo tu alma el karma nunca jugará a tu favor y te dará una bofetada con guante blanco y eso que alguna vez juraste odiar podrías amar con más fuerza de lo que algunas vez llegaste a odiar.